miércoles, 16 de mayo de 2007

PLANES REGIONALES DE SEGURIDAD PUBLICA

Uno de los principales desafíos que, como gobierno, asumimos al momento de diseñar la Estrategia Nacional de Seguridad Pública era desarrollar un sistema que diera cuenta de la nueva realidad de violencia, delitos y temor que vive Chile y, a la vez, optimizara la repuesta pública al fenómeno en su integralidad.

Sobre la base de este enfoque es que se definió como uno de los seis ejes orientadores de la estrategia el de la “Institucionalidad”, donde se comprometió la creación de una Subsecretaría de Seguridad Pública, un Servicio para la Prevención del Consumo de Drogas y una estructura territorial a través de la cual la estrategia pudiera concretarse a lo largo del país. Esto último se ha concretado en lo que denominamos “Planes Regionales de Seguridad Pública”, instrumentos de gestión que expresan la voluntad del Estado por responder a la realidad delictual de cada región de manera más eficiente y con una coordinación adecuada de todas las instituciones involucradas.

No es posible aplicar las mismas soluciones en el norte de Chile, donde se concentra un tipo particular de delitos, diversos de los ocurridos en la zona centro, en las grandes ciudades, pequeñas localidades rurales o en el sur de nuestra nación. Asumir esta realidad diversa nos permite contar con una Estrategia Nacional de Seguridad Pública realista, que se haga cargo de las particularidades de cada región, provincia o comuna.

Pensando en ello y en un principio básico de la gestión pública moderna, la Estrategia Nacional de Seguridad Pública, constituye un instrumento de gestión, ordenador, eficiente y eficaz que de cara al país compromete la reducción del número de hogares victimizados por algún delito al menos en un 10%, lo que equivale a 150 mil hogares menos; y el número estimado de delitos de mayor connotación social, al menos en un 9%, equivalente a 250 mil delitos.

Desde noviembre del año pasado, cuando dimos a conocer públicamente la estrategia, las trece intendencias del país se abocaron a crear los Consejos Regionales de Seguridad Pública, órganos responsables de coordinar los planes, que contienen un diagnóstico delictivo de la zona, metas concretas y acciones que permitan alcanzarlas. Estas últimas, además, en línea con los ámbitos de trabajo prioritarios definidos por la Estrategia Nacional, Institucionalidad, Información, Prevención Social y Situacional, Rehabilitación, Control y Sanción y Asistencia a Víctimas. Todos aspectos centrales de una visión sistémica del fenómeno delictual, capaz de enfrentar de manera integral un fenómeno que atemoriza a la ciudadanía.

Respecto del diagnóstico, los Planes Regionales se sustentaron en la información entregada por la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC), lo que permitirá dirigir los esfuerzos a reducir la victimización real, superándose así, la tendencia de medir la criminalidad exclusivamente a partir de las estadísticas de denuncias, y por tanto, supeditar los avances en seguridad sólo al aumento o baja de éstas.

En cuanto a las metas en victimización, éstas por primera vez han comprometido a toda la región y no sólo a microespacios al interior de ellas como comunas o barrios. Si bien esto constituye un trabajo más difícil y ambicioso, permitirá verificar efectivamente el resultado de cada estrategia. Relacionado con lo anterior, los planes incorporaron, de manera inédita, compromisos concretos de Carabineros, que se traducen en objetivos y responsabilidades precisas.

Como la Estrategia Nacional de Seguridad Pública enfrenta con igual énfasis el control y la prevención, los Planes Regionales de Seguridad Pública también incluyeron acciones relacionadas con los factores sociales y situacionales que potencian la delincuencia.

La puesta en marcha de los Planes Regionales de Seguridad Pública viene a demostrar el compromiso real que tenemos como gobierno de enfrentar el fenómeno de la delincuencia con soluciones efectivas, permanentes en el tiempo, y no efectistas, que respondan sólo a intereses coyunturales. Así entendemos que debe ser una Política de Estado con visión de País.

El llamado final es a redoblar esfuerzos para materializar este inédito instrumento de gestión en una aplicación práctica que permita a cada ciudadano gozar de mayores niveles de seguridad y tranquilidad. Esta tarea no es sólo de los funcionarios de gobierno, aquí hay un compromiso de instituciones policiales, empresariales, legislativas, vecinales, eclesiásticas, en fin, de la sociedad en su conjunto, ya que somos muchos más los que queremos vivir con crecientes grados de tranquilidad y no podemos sesgar en el esfuerzo de aportar a un chile más seguro.

miércoles, 9 de mayo de 2007

CENTROS DE VÍCTIMAS

La reciente inauguración del primer Centro de Atención a Víctimas de delitos violentos, marca el inicio del proceso de concreción de una política de estado en el trato a las víctimas de la delincuencia. En efecto, la Estrategia Nacional de Seguridad Pública, lanzada en Noviembre del año pasado por S.E. la Presidenta de la República, contempla dentro de sus ejes estratégicos la adopción de políticas eficaces para dar debida orientación y protección a aquellas personas o familias que han sido víctimas de delitos violentos.

Lo que se ha materializado es la consolidación de una red nacional de apoyo, orientación y reparación de las víctimas, con la participación de un número importante de instituciones, dentro de las cuales destacan el Ministerio Público, Ministerio de Justicia, Carabineros de Chile, Policía de Investigaciones, Sernam, entre otros. Cada una de estas instituciones posee reconocidas capacidades profesionales y vasta experiencia en el tratamiento de las víctimas según sus propias especialidades o tiempos de intervención.

Hoy, la concreción de la red, permitirá derivaciones entre las diversas instituciones a fin de incrementar la oferta pública para la orientación, tratamiento y reparación de las víctimas de la delincuencia.

Cada región contará con un centro de atención cuya infraestructura y equipamiento poseen características comunes que hacen de dicho espacio un punto de encuentro y acogida a personas que han sido afectadas en su seguridad personal y que arrastran un drama humano y trauma familiar que requiere ser recibido en un entorno acogedor, con utilización de avanzadas técnicas para tratar los traumas infantiles, colectivos e individuales; donde un selecto grupo de profesionales, siquiatras infantiles y adultos, sicólogos, orientadores, asistentes sociales y abogados estarán prestos a recibir las derivaciones institucionales o atender a aquellas víctimas que voluntariamente accedan a este servicio del estado.

La infraestructura considerada implica que al año 2010 debemos contar con la instalación de al menos 1 de estos centros en cada una de las regiones del país (incluídas las nuevas regiones de Los Ríos y de Arica y Parinacota) y 4 en la región metropolitana a fin de dar adecuada cobertura a la demanda ciudadana.

Cada centro contará con un sistema de registro de atenciones, derivaciones, seguimiento y evaluaciones de calidad de atención de parte de los usuarios, a fin de mejorar día a día en un servicio tan esencial como la atención de víctimas.

 La iniciativa que se instala responde a la concepción integral del fenómeno delictual que enmarca la Estrategia Nacional de Seguridad Pública, donde la institucionalidad, información, prevención, control, sanción, rehabilitación y tratamiento de víctimas constituyen los ejes de acción en los cuales se están produciendo avances cualitativos y cuantitativos importantes gracias al compromiso de más de 8 ministerios, gobiernos regionales, Carabineros de Chile, Policía de investigaciones, Ministerio Público, municipios, iglesias, organizaciones empresariales y de trabajadores, organizaciones comunitarias, centros de estudio y parlamentarios, quienes con su dedicación y trabajo están aportando de manera decidida en la Política de estado que brindará mejores niveles de paz y tranquilidad a nuestro país.