viernes, 24 de diciembre de 2010

¿POR QUÉ LA CAMPAÑA FIN A LOS ABUSOS DEL DICOM?

Mucha gente me ha preguntado el por qué de la campaña para terminar con abusos del Dicom. La respuesta fácil sería decir “porque es injusto”. Ciertamente lo es, pero las razones son mucho más profundas y dicen relación con nuestro nuevo Chile y la necesidad de lograr que la política como actividad se haga cargo de los procesos y desafíos que nos está exigiendo la ciudadanía, de lo contrario las angustias ciudadanas seguirán y con ellas el descrédito de una actividad necesaria para la democracia, simplemente por no ser capaz de entender los procesos que enfrenta nuestra sociedad.

Nuestro país durante los últimos 20 años cambió de manera radical, con él también lo hicieron nuestros compatriotas. La familia, el trabajador, el estudiante y el emprendedor no son similares a los de los 90. El sostenido crecimiento, el desarrollo del mercado y la consolidación de un modelo donde el consumo juega un rol relevante, cambiaron de manera definitiva a nuestros ciudadanos. Muchas familias que en los 90 sólo aspiraban a contar con servicios básicos, hoy poseen vivienda, sus hijos están en el sistema escolar y la calidad del empleo de sus integrantes le permite el acceso a mayor cantidad de bienes y servicios. Quizás incluso le permita el acceso al crédito de casas comerciales y de financieras. Es decir, hoy el endeudamiento (o sobreendeudamiento) es parte del paisaje cotidiano de la denominada “clase media emergente”.

El 48% de compatriotas que a comienzos de los 90 estaba bajo la línea de pobreza, hoy pertenece en gran proporción a esta nueva categoría social. Más allá de la estadística, no estoy seguro si esa gente, económicamente corresponda ubicarla en esa categoría, al considerar sus altos niveles de endeudamiento, que los hace disfrutar (angustiosamente) de un nivel de vida que probablemente no les corresponda de acuerdo a su nivel de ingreso real. Pero lo cierto, es que al preguntarle a ellos mismos, se consideran parte de la clase media al observar familias en peores condiciones sociales.

A ellos, las políticas públicas asistenciales los abandonaron desde el momento en que la encuestadora se dio cuenta del plasma, el DVD o pudo ver que la casa era sólida. Desde ese instante se le colgó un número (puntaje) que la transformó en indigna de recibir ayuda social del estado. Fue como un castigo a la superación. ¿Qué hizo esa familia para mantener su condición? Extremar sus esfuerzos para encontrar otra fuente laboral para otro integrante y así allegar recursos para mantener su “nivel de vida”; o subirse al carro del crédito e iniciar la escalada de (sobre) endeudamiento. Comprar en cuotas, pedir avances en efectivo, repactar sus deudas una vez al año, privilegiar una cuota por sobre la otra, en fin, asumir la angustia del sobreendeudamiento para poder seguir accediendo al consumo y mantener su “nivel de vida”.

El modelo económico fue calando profundamente en las definiciones valóricas familiares y, por consiguiente en la formación de las nuevas generaciones. En esta sociedad del siglo XXI consumir ya no es pecado y, muy por el contrario para algunos constituye sinónimo de status social. “Se vale en cuanto lo que se tiene y no en cuanto lo que se es”. Consumir para adquirir bienes resulta obviamente legítimo. Sobre consumir como elemento de status parece inapropiado. Pero sobre endeudarse para adquirir bienes lejos de mejorar la “calidad de vida” sólo mejora el acceso a los mismos y con ello quizás, cierto reconocimiento social de éxito y superación.

Cuando más del 48% de los chilenos vive en esta condición, la política (si quiere ser representativa de la sociedad) debe reflexionar y adoptar medidas destinadas a minimizar los impactos sociales negativos que está generando el sobreendeudamiento familiar; una verdadera explosión social silenciosa que angustia a miles de familias e incrementa los indicadores de pobreza de nuestro país.

En este escenario, el sistema bancario y comercial fomenta el endeudamiento de manera desproporcionada, ofreciendo alternativas de bancarización o acceso a créditos de casas comerciales o tarjetas de crédito a personas o familias que a todas luces carecerán de capacidad de pago en el mediano plazo. De hecho, el modelo de negocio de las casas comerciales ha ido variando hacia un modelo basado en el crédito de sus clientes fomentando su endeudamiento a través de incentivos a la compra en cuotas con sus propias tarjetas de crédito. Lo anterior junto con fundarse en el atractivo modelo de negocios, encuentra respaldo en el sistema ya que las garantías exigidas a los clientes les permiten asumir sus riesgos inmediatos fundados en garantías reales (generalmente inmuebles) y la garantía general del acreedor, por medio de la cual pueden perseguir el pago de sus deudas con la totalidad de los bienes de sus deudores.

El sistema no se quedó ahí, creó sus propios centros de información destinados a servir de “evaluadores de riesgo crediticio”. En ellos se incluyeron antecedentes personales de ciudadanos (adquiridos de manera desleal), comportamientos de pago, incumplimientos mercantiles y otros antecedentes, los que en conjunto permitirían evaluar a las personas en cuánto sujetos de crédito. Más allá de lo subjetivo de los juicios y de las clasificaciones que se hacen, el sistema inició una ofensiva de posicionamiento en nuestro sistema comercial, y hoy a pesar de ser una empresa privada actúa como un instrumento, que en la práctica, coarta el acceso o ejercicio de derechos fundamentales.

No parece justo que exista un sistema destinado a discriminar y segregar social y laboralmente a personas en atención a retrasos o moras mercantiles. Por ello es que iniciamos la campaña “Firma para borrar tu Dicom”. Al principio teníamos muchas dudas de que resultara, que la gente confiara y que tuviéramos la capacidad de mantener una campaña en el tiempo. No queríamos que fuera sólo una conferencia de prensa y después nada. Utilizamos redes sociales para convocar a voluntarios(as), como Twitter, Facebook y el portal harboeaccion.cl, que fueron los puntos de encuentro y contacto con los voluntarios que llegaron en el momento peak a ser aproximadamente 1.200 personas, chilenos y chilenas que comprendieron el problema y no se quedaban impávidos ante esta discriminadora medida del Dicom. Ellos, decidieron sumarse y salir a la calle, al barrio, al oficina, en la familia, en fin, en su entorno y buscar firmas para apoyar esta campaña. Contamos con el apoyo de “rostros” de la televisión que demostraron tener un gran “corazón” por los que estaban sufriendo por el Dicom. Luego comenzaron a llegar vecinas, concejales, alcaldes, diputados(as) de diversos sectores y simplemente querían sumarse y ayudar. Sorpresa nos causó cuando un grupo de jóvenes innovadores se ofreció para hacernos un portal web para la campaña y que resultó todo un éxito. En fin, la ciudadanía comenzó a movilizarse por una causa, por un sueño que se traduciría en una medida concreta. Comenzábamos a despertar a los ciudadanos de verdad, los de la calle, los que sufrían con el Dicom o los que veían cómo otros lo hacían y no querían más injusticias. Luego de 7 meses de trabajo de calle, 1.086.314 personas firmaron para terminar con los abusos del Dicom. Logramos el primer paso. Ahora vamos por la aprobación del proyecto.

El proyecto se hace cargo de un drama social que afecta a cerca de 4 millones de personas, y que significa para muchas familias angustia, discriminación, marginalidad y pobreza. En efecto, lo que originalmente buscaba ser un evaluador de riesgos para créditos, hoy se ha transformado en un certificado de conducta de los ciudadanos, siendo para los efectos de la vida cotidiana, incluso peor que poseer antecedentes penales.

De hecho estar en Dicom, impide a muchos el acceso a fuentes laborales, a la matrícula en algunos establecimientos de educación privada o el acceso a centros de salud, a fondos de emprendimiento e incluso a la compra de un teléfono móvil.

Lo anterior parece ilógico e injusto, ya que muchos compatriotas siendo personas honestas han caído en insolvencia temporal por causas involuntarias como la enfermedad catastrófica de un familiar, la muerte del proveedor, la ruptura familiar o la cesantía. Si queremos que un deudor pague sus deudas, no parece lógico impedirle el acceso al trabajo por tenerlas, ya que es un círculo vicioso que termina condenando a personas y sus familias a la marginalidad y exclusión social, incrementando los niveles de pobreza en nuestro país. Todo lo que las políticas públicas logran al aumentar los ingresos de los más desposeídos, se contradice con un sistema que al menor traspié discrimina, margina y condena a pequeños deudores.

Si Chile quiere fomentar el emprendimiento y la innovación, sin terminar con estos abusos será imposible. ¿Cómo le decimos a un emprendedor que se arriesgue a innovar si a la primera de fracaso informamos a todos que es un deudor y lo exponemos como un cuasi delincuente y además le negamos acceso a créditos y al mercado laboral? ¿Cuál es el incentivo para emprender nuevos negocios?

Es decir, todo aquello que la política pública busca incentivar, innovación, emprendimiento, inclusión social, equidad, ascenso social y acceso al mercado laboral, lamentablemente la desnaturalización del sistema de información de deudas mercantiles, lo contradice y lo afecta. Por ello es que se hace necesario terminar con estos abusos del Dicom. Debemos aplicar en Chile el principio de finalidad de los datos, en virtud del cual la información recolectada sólo puede ser utilizada para los fines declarados, esto es, para evaluación de riesgos de crédito, quedando completamente prohibida su utilización para otros aspectos como el acceso a trabajo u otro derecho fundamental. De igual forma, el proyecto termina con el acceso universal a la información para evitar que cualquier persona acceda a información comercial propia de otro ciudadano sin su consentimiento, ya que se presta para abusos y discriminación en ámbitos que nada tienen que ver con el riesgo crediticio. Con el proyecto se reconocerá que cada uno de nosotros somos dueños y titulares de los datos, y que las empresas que hoy los poseen son meros administradores de los mismos para los efectos establecidos en la ley, con ello no podrán comercializarlos a espaldas nuestras y, sólo cada uno de nosotros podrá acceder a dicho registro cuando los necesitemos, tal como ocurre en la actualidad con el certificado de antecedentes penales que sólo puede pedir su titular y evitar que cualquier persona lo obtenga para fines desconocidos por su dueño y por la autoridad.

En el marco de a discusión del anteproyecto, los abogados tuvieron reuniones con diversos parlamentarios para escuchar sus observaciones al texto. Una de las adiciones del proyecto, fue la relativa a la repactación de deudas con casas comerciales. Hoy quien demora el pago de una deuda de casa comercial es ingresado al Dicom. Hay empresas que permiten repactar la deuda y por esa disposición la empresa aumenta la cantidad de cuotas de la deuda original e incrementa el costo final para el cliente. Es decir, al momento de repactar, el cliente está asumiendo un costo adicional impuesto por la empresa. La deuda cambia (novación) y, por tanto, si se trata de una nueva deuda, no se observa razón para que el cliente repactado sea mantenido en Dicom por el retraso en la deuda original. Esto viene a poner fin a un sistema donde los ciudadanos honestos morosos intentan superar tal condición acercándose voluntariamente a la casa comercial a regularizar su situación mercantil y, a pesar de asumir un costo adicional, la empresa lo mantenía en Dicom con los perjuicios conocidos y la afectación de sus derechos como ciudadano.

Hemos avanzado, qué duda cabe. Lo que parecía imposible, hoy sólo nos parece difícil, pero la política requiere de audacia y coraje para enfrentar los problemas que afectan el diario vivir y la calidad de vida de nuestros ciudadanos. Ciertamente este proyecto no terminará con el sobre endeudamiento de nuestra sociedad ni significará un cambio en los valores relativos al consumo ni tampoco variará el modelo económico. Pero mientras iniciamos el debate de fondo, debemos poner freno a la angustia de la discriminación y marginalidad generada por el Dicom que condena en vida a ciudadanos.

Espero en una futura columna poder escribir con alegría que la clase política parlamentaria estuvo a la altura y logró aprobar oportunamente un proyecto transversal destinado a ayudar a quienes a diario duermen angustiados por no encontrar trabajo producto de un verdugo llamado Dicom.

jueves, 23 de diciembre de 2010

MIN. DEL INTERIOR Y SEGURIDAD PÚBLICA: HACIA UNA POLÍTICA DE ESTADO

El Congreso Nacional aprobó el proyecto que crea el Ministerio del Interior y Seguridad Pública luego de casi 5 años de discusión.

Un breve recuerdo, me lleva a mencionar que ya el año 2005, bajo el gobierno del Presidente Ricardo Lagos, se aprobó una reforma constitucional al artículo 101, destinada a cambiar la dependencia de las fuerzas de orden y seguridad desde el Ministerio de Defensa hacia el nuevo ministerio encargado de la seguridad pública. Su materialización quedó sujeta a la dictación de una ley que creara dicho ministerio. Luego, fue la Presidenta Michelle Bachelet, quien en 2006 envió al Congreso Nacional el proyecto que creaba dicha repartición ministerial, iniciando con ello, una intensa y acuciosa discusión legislativa. Finalmente, el Presidente Sebastián Piñera ingresó indicaciones destinadas a resolver las controversias entre ambas ramas del Congreso Nacional e hizo suyas las observaciones surgidas en el debate legislativo.

Mi recuerdo histórico, permite destacar algunos elementos auspiciosos en la adopción de políticas de seguridad como la permanencia de políticas públicas serias y responsables, más allá de los gobiernos de turno, e incluso de cambios en las coaliciones gobernantes. Lo anterior, permite augurar la pronta instauración de “políticas de estado” en temas de extrema relevancia, que permitan proyectar políticas públicas de mediano y largo plazo, que aborden los desafíos ya no sólo coyunturales, sino estratégicos que nos demanda nuestro país. La instauración legal de la “política nacional de seguridad pública interior”, demandará de las autoridades gubernamentales mayor eficacia y accountability de su gestión en materias de seguridad. El cambio de dependencia de las policías al Ministerio del Interior normaliza la institucionalidad republicana y consigna los resguardos necesarios para salvaguardar su independencia política. La consagración del Conace como servicio público, con capacidad de ejecución, ciertamente ayudará en la prevención del consumo de alcohol y drogas en nuestra sociedad.

A partir de la dictación de esta ley, el Ministro del Interior y Seguridad Pública, contará con las herramientas necesarias para coordinar a todos los actores públicos, así como planes y programas de prevención, control o rehabilitación delictual, con lo cual debiera incrementarse la eficacia, eficiencia y resultados de las políticas de seguridad.

Finalmente creo necesario señalar, que así como hoy la política fue capaz de ponerse de acuerdo para enfrentar con perspectivas de futuro el tema de la seguridad, existen otras materias relevantes como pobreza, energía y otros, que requieren de una mirada prospectiva de país donde seamos capaces de generar políticas de estado mas allá de los gobiernos de turno.

martes, 14 de diciembre de 2010

OPORTUNISMO DE CRISIS

Cada vez que tenemos una crisis, aparecen los “estudiosos y expertos” del momento. Fue así con el terremoto y posterior tsunami. Opinólogos proponían mecanismos de despacho de emergencias, acusaban negligencias y pregonaban fórmulas de mejoramiento del sistema de alerta temprana. Incluso, los más osados alardeaban de ciertas capacidades de predicción de los fenómenos naturales. El gobierno por su parte, anunciaba una “gran reforma al sistema de emergencias”.

Luego con el accidente de la mina San José, el público se volvió a especializar en cosa de minutos. Ya muchos hablaban del Sernageomin como institución cercana y conocida (cuando en realidad muy pocos sabían de su existencia). Luego proliferaron las tesis sobre el desprendimiento de roca, la mala calidad del suelo, se especuló sobre las responsabilidades de los gobiernos anteriores sin siquiera conocer las normas vigentes. En fin, la minería fue lo nuestro. Por su parte, el gobierno anunciaba una “gran reforma a la institucionalidad fiscalizadora de la minería”.

En paralelo, los más profundos hacían mención a la mala calidad de las condiciones de trabajo en las diversas industrias y daban a conocer cifras escalofriantes de muertes laborales en la industria del salmón, forestal, cuprífera, etc. ¿Y el gobierno? Obviamente, anunciaba una “gran reforma de las normas de protección de los trabajadores”.

Hoy se trata de las cárceles y sus habitantes. Un tema incómodo que pocos quieren tocar, pero del cual muchos gustan de opinar. Hasta antes de la tragedia, un sector de la sociedad pregonaba “la mano dura” contra los delincuentes, el “candado a la puerta giratoria”, el fin de “las libertades provisionales a los delincuentes”. Hoy, a horas de la mayor tragedia carcelaria, todos cuestionan el no haber hecho modificaciones al sistema carcelario. ¿Acaso el mundo político y periodístico no conocía dicha realidad? Por favor, existen sendos informes de diversas instituciones que instan al mejoramiento de las condiciones de reclusión. Surgen entonces los neo-expertos en temas de seguridad y carcelarios que opinan de todo sin saber nada. ¿Sabrán estos opinólogos sobre los avances que hemos tenido en esta materia? Más allá de lo pendiente, creo necesario refrescar la memoria.


Evolución de la población penal:
En 1990 teníamos 38.711 personas sujetas a vigilancia de gendarmería, de las cuales 22.593 eran internos y 16.118 sujetos a alguna medida alternativa.
El año 2009 la cifra total de personas bajo vigilancia de Gendarmería llegaba a 105.958 personas; de las cuales 53.038 eran internos y 52.920 sujetas a alguna medida alternativa.

Entre el año 2000-2005 el incremento de la población recluida llegaba a 3,6% anual. Entre los años 2005-2008 dicha cifra se incrementó a 6,9% anual, lo que en términos reales significó un incremento aproximado de 3.000 presos anuales.

En el caso de las personas sujetas a medidas alternativas, entre los años 2000-2005 disminuyeron en -3,1%. Entre los años 2005-2008 sufrió un incremento explosivo de 16,1%; lo que en términos reales significó que al año la cantidad de personas sujetas a medidas alternativas creció en aproximadamente 7.000.

El 2003 (inicio de la Reforma Procesal Penal en todo Chile) la población penal estaba compuesta por 35% de condenados y 65% de internos a espera de condena. El año 2010 la relación es inversa 72% de condenados y 28% de internos a espera de condena.

En materia de Infraestructura:
Entre el año 1990 y el año 2010 los metros cuadrados de cárceles crecieron un 150%, pasando de 400.000 a 691.000 m2. Es decir, en 20 años se invirtió en cárceles más de lo invertido en toda la historia de nuestra república. Así, entre 2000-2010 se incrementó en 7.500 la capacidad carcelaria con la construcción de nuevos penales. (Santiago 1, Puerto Montt, Valdivia, El Manzano (Concepción)).

Además se entregó financiado el proyecto de la nueva cárcel de Antofagasta. Con terrenos comprados los nuevos penales de Talca (con diseño hecho) y Santiago 2. (AMBOS PROYECTOS DETENIDOS POR EL ACTUAL GOBIERNO)
De igual forma, se anunció el 2° programa de 5 nuevas cárceles concesionadas con la entrega de recursos para compra de terrenos para el año 2010 para nuevos penales de:
Calama, Copiapó, V Región Interior, VIII región Norte (Chillán) y Temuco. TODOS DETENIDOS POR EL NUEVO GOBIERNO)

Al observar el presupuesto del año 2010[1], el Ministerio de Justicia contaba para INVERSION con $48.591 millones y su ejecución a Septiembre alcanza sólo al 48% ($23.000 millones); mientras que el año pasado se ejecutó el 94% del presupuesto destinado a inversión. 

Por otra parte, para el presupuesto 2011, el gobierno REDUCE el presupuesto de inversión en infraestructura penitenciaria bajando de $48.000 millones a $34.000 millones, es decir, $14.000 MILLONES MENOS para inversión de infraestructura penal.

En resumen: El actual gobierno sólo ha ejecutado el 48% del total disponible para invertir en infraestructura penitenciaria. Luego de 9 meses sigue evaluando los proyectos de 7 nuevos recintos penales, sin licitar ni iniciar la construcción de ninguno de ellos. Además en el presupuesto 2011, el gobierno REDUCE el presupuesto de inversión en 14.000 millones.

¿Dónde está entonces el sentido de urgencia de este gobierno en materia de infraestructura penitenciaria?

En materia de dotación de Gendarmería cabe señalar que:
La dotación de Gendarmería se aumentó el 2004 en 4.000 plazas. Luego por ley 20.426 se incrementó en 5.800 nuevas plazas, lo que equivale a un incremento de 56% del total de la planta de Gendarmería. Con ello, desde 1990 el incremento porcentual de la dotación de Gendarmería alcanza el 190%. Aún falta, pero se ha avanzado.

Presupuesto 2010 de Gendarmería fue el más alto de la historia. El 2011 se incrementa en 15% pero sólo el 3% va a rehabilitación.

¿Cuál es el tema de fondo: + cárceles o – presos?

Hoy es un hecho que existen 54.000 personas a las cuales la justicia las ha puesto tras las rejas por su participación en algún delito. Lo que procede entonces, es construir recintos penitenciarios destinados a albergar a dicha población penal, de manera que dicho encierro no signifique contacto criminógeno e incentive o propenda a la rehabilitación social, y se encuentre dotado de infraestructura y tecnología adecuada para evitar hacinamiento y accidentes como el ocurrido en la cárcel de San Miguel.

Algunos académicos han planteado el tema de disminuir la cantidad de personas privadas de libertad e intentan asociar este tipo de accidentes a la alta penalidad existente en nuestro ordenamiento jurídico. Sin duda, algo de eso hay, pero muchos han sido incapaces de aportar mecanismos reales para el control delictual. ¿Se imagina usted un gobierno que para disminuir el hacinamiento carcelario abriera sus puertas; o un sistema judicial que no condene a penas privativas de libertad por el hacinamiento existente?
Ciertamente sería un escándalo. La respuesta debe ser más seria y más profunda. La academia debería propender con debates al establecimiento de una política criminal clara, que estableciera parámetros diversos para la protección de los diferentes bienes jurídicos. Así, los delitos contra la vida, la integridad física y la libertad sexual de las personas (y en particular de los menores) debieran contar con una penalidad muy superior a aquellos que afectan la propiedad en cualquiera de sus formas, sea material o inmaterial. No resulta razonable observar a reos por infracción a la propiedad intelectual compartiendo celda con violadores u homicidas. Ciertamente el parámetro delictual de ambos reclusos es (o era) completamente diverso, tanto en su representación moral como en lo que estaba dispuesto a hacer, y el bien jurídico dispuesto a afectar para proveerse de bienes o causar daño. Mientras el primero estaba dispuesto a vulnerar las normas de propiedad intelectual y desafiar las normas de orden público, el segundo estaba dispuesto a atentar contra la libertad sexual de una tercera persona para satisfacerse; y el tercero incluso a disponer de la vida de otro para lograr sus pretensiones.

Mientras los académicos siguen discutiendo al respecto, la ciudadanía clama por seguridad y exige a sus autoridades adoptar medidas para garantizar sus derechos básicos, en particular su vida, su libertad sexual y ambulatoria, muchas veces coartadas por el delito.

En consecuencia, será responsabilidad de las autoridades lograr avanzar en la disminución de la victimización y del mejoramiento de las condiciones carcelarias. Mientras lo primero requiere de la articulación de medidas integrales que van desde la prevención social, situacional, el control, la sanción y la rehabilitación; el segundo desafío requiere de decisiones urgentes, toda vez que el retraso en la construcción de recintos penales sólo posterga una nueva crisis y no aporta al proceso de rehabilitación y reinserción social necesarios para quebrar las conductas delictivas de los clientes frecuentes de nuestros recintos penitenciarios. En paralelo, la implementación de los jueces de cumplimiento de condenas parece una buena alternativa en cuanto se le entrega a una autoridad jurisdiccional diversa, la obligación de verificar las condiciones y el cumplimiento de las medidas alternativas a la privación de libertad. Los tribunales de tratamiento de drogas también aparecen como un importante aporte al proceso de desintoxicar –y con ello atacar la causa del delito- a muchos condenados que cometieron sus delitos a causa de la droga o para proveerse de la misma.

Estos son los debates que debemos dar y sobre los cuales debemos abocar nuestros esfuerzos. El oportunismo de crisis y la experticia coyuntural, denotan una falta de compromiso con la superación real de las adversidades de nuestro país; y los que más vociferan, a la hora de proponer o de trabajar, guardarán majestuoso silencio hasta la otra crisis donde su “especialización”, será aún mayores que en los anteriores.


[1] Partida 10, Capítulo 01, programa 01; Subtítulo 31: “Inversión”

lunes, 6 de diciembre de 2010

SEGURIDAD CIUDADANA, OTRA COSA ES CON GUITARRA

Fueron los últimos 6 años en los que la derecha chilena, hizo del discurso de la inseguridad, el temor y la delincuencia su bandera de lucha y la más eficiente arma electoral: “el gobierno ha perdido la batalla contra el delito” “los delincuentes se tomaron el país”, “estamos viendo un gobierno de mano blanda”... Estas eran algunas de las frases de la oposición de entonces destinadas a descalificar a la autoridad.

Veamos lo ocurrido desde el 11 de Marzo. El primer hito lo marcó la Encuesta de Victimización, según la cual durante el gobierno de Bachelet los delitos disminuyeron de 38,4 a 33,6%, superando la meta autoimpuesta y dejando una ardua tarea para la nueva administración.

Luego el Gobierno tuvo un buen inicio con el lanzamiento del Plan Chile Seguro. Un instrumento integral, adecuado y ordenador de las prioridades en materia de seguridad con una meta pública de reducir la victimización.

Un Ministro empoderado, en terreno, a cargo del tema, parecía una buena iniciativa. El problema es que la ardua función política que exige tal investidura ha circunscrito el accionar de la autoridad a “aparecer” en allanamientos, decomisos, en anuncios de medidas o acciones de persecución, dejando el seguimiento de la ejecución de la política pública en equipos intermedios.

Se anunciaba una nutrida agenda legislativa en materia de seguridad. Lo cierto es que a 9 meses de asumido el gobierno, sólo se encuentran en vigencia las leyes que aumentan las dotaciones de Carabineros y de la PDI, quedando pendiente -de envío al parlamento o de aprobación en él- gran parte de dicha agenda.

Aún no se logra aunar conceptos y capacitar a los funcionarios intermedios en materia de seguridad. Así, es posible observar cómo el Intendente de la Región Metropolitana mensualmente realiza análisis delictuales que carecen de fundamentos técnicos. Aseverar la disminución de homicidios con cifras policiales, revela el profundo desconocimiento del tema ya que dicha cifra sólo es posible determinarla a partir de información del Ministerio Público y del Servicio Médico Legal.

De igual forma persisten aquellos que con el loable objetivo de crear “sensación” de seguridad intentan afirmar la baja de delitos fundada en la baja de denuncias. Situación que revela la falta de preparación técnica de quienes esgrimen este argumento. Toda vez que a menor denuncia, existe mayor impunidad al no alertar al organismo persecutor y, por el contrario, debiera ser motivo de preocupación institucional.

Con todo, la última encuesta Adimark revela un problema de mayor complejidad, se consolida una tendencia a la baja en la evaluación del desempeño del gobierno en materia de lucha contra la delincuencia.

Es decir, más allá de la inexistencia de debate público sobre las medidas adoptadas, de la evidente disminución de difusión de noticias sobre delincuencia, del aporte de la oposición en los diversos proyectos de ley en discusión en el Parlamento; de la omnipresencia del ministro del Interior en los medios de comunicación; existe la percepción ciudadana de que la seguridad no mejora.

Ahora bien, ¿es exigible a un gobierno que lleva 9 meses la disminución considerable del delito? Ciertamente no. La razón: existen muchas causas del delito y la violencia. Su disminución dependen de la articulación de diversas autoridades e instituciones y la coordinación con entidades constitucionalmente autónomas. Así es, la “lucha contra la delincuencia” es mucho más compleja de lo que aparenta desde afuera.

Hoy, las actuales autoridades están viendo que lo que prometían con llamativas frases no es posible cumplirlo en el corto plazo, no por mala voluntad ni por incapacidad probada, sino porque muchas de las medidas requeridas para ello no dependen de sus facultades sino de otras instituciones y coordinarlas en el marco de la legalidad de la administración pública resulta extremadamente complejo.

Porque además se requiere continuidad de políticas públicas y la conformación de una política de Estado en esta materia, que trascienda a los gobiernos de turno donde la prevención social y la rehabilitación (políticas de mediano y largo plazo) juegan un rol políticamente atemporal.

La reducción de la victimización es un desafío país, pero la responsabilidad de ello está hoy radicada en el gobierno de Sebastián Piñera. Muchos ciudadanos votaron por el actual presidente porque logró convencerlos de que él sería mucho mejor en el control del delito y los delincuentes.

A juzgar por los hechos y, en particular por los recientes números de la encuesta Adimark que ya marcan tendencia, los ciudadanos no están percibiendo mejoras en este tema y, lo que es más complejo, cada mes que pasa son más los que se suman a esta opinión. Ciertamente otra cosa es con guitarra.

lunes, 22 de noviembre de 2010

POLÍTICA DE ACUERDOS ELECTORALES

Extraño resulta observar la obsesión de ciertos dirigentes por plantear la reconfiguración de la política de alianzas electorales. Sobre todo, si consideramos que cada vez que la centroizquierda inicia debates sobre su política de alianzas surgen quiebres y divisiones internas que atentan contra la conformación de mayorías.

Pero más incomprensible aún es el hecho de que lo planteado no responda a ninguna lógica socio electoral. Los últimos resultados electorales demuestran que un mayoritario sector de ciudadanos se considera de centroizquierda o de centroderecha, dejando cada vez menos votos a repartir para los extremos.

Si aquellos sostienen que la irrupción del ex diputado socialista y su 20% en primera vuelta constituye un giro hacia la izquierda del electorado, creo que están absolutamente errados. El 20% obtenido se debió a múltiples factores.

Un porcentaje de ellos, por la novedad del candidato (sin importar quien fuera). Otro porcentaje respondió a la sanción de un sector de la ciudadanía que históricamente votó por la Concertación pero que nos castigó por un sinnúmero de razones (ideológicas y programáticas para algunos, rechazo a la forma de ejercer el poder de ciertos dirigentes de partidos, para otros; el impacto del Transantiago o la falta de audacia en las políticas públicas, etc.). En tanto, otro porcentaje fue para rechazar al candidato concertacionista y su forma de nominación; y algún porcentaje por la adhesión al propio candidato. 

Es decir, objetivamente el 20% obtenido no es posible enfrascarlo ni a su favor como adhesión personal ni menos aún como electorado de izquierda. ¿Por qué un porcentaje de los que votaron por el candidato díscolo en primera vuelta –si supuestamente son de izquierda- optaron por Piñera en la segunda? Porque nunca fueron de izquierda sino que no querían más de lo mismo ni en la derecha ni en la Concertación. Pero enfrentados al dilema de dos candidatos tradicionales, el que más los representaba era el hoy Presidente de la República.

A este escenario debemos sumar la ofensiva de la derecha piñerista por intentar instaurar el concepto de “la Nueva Derecha” como una hábil estrategia de toma del centro político destinada a desdibujar la oferta electoral democratacristiana, construyendo una nueva mayoría y, de paso, relativizar la importancia de sus aliados más conservadores.

Con ello se busca dar protagonismo a una alicaída derecha liberal que observa cómo incluso al interior de RN no logra dominar los espacios de poder. Su objetivo: captar una nueva masa de electores que les permita evitar que la Presidencia de Sebastián Piñera constituya un paréntesis en la historia presidencial chilena y retorne la Concertación.

La prediseñada estrategia clava banderas tradicionalmente concertacionistas a fin de correr el cerco a la Concertación para obligarlos a radicalizar el discurso y, por ende, perder el electorado de centro. ¿Estamos dispuestos a cederle a la derecha el centro político cuando una importante masa electoral avanza por el ancho camino del medio? ¿Resulta electoralmente lógico radicalizar posiciones en un momento donde supuestamente lo más relevante es la unidad y la constitución de mayorías? ¿Vamos a claudicar de nuestra actual política de alianzas en pos de levantar banderas radicalizadas para constituirnos en una eterna minoría?

Alguien le ha preguntado a las bases de sus respectivos partidos si quieren seguir siendo minoría por los próximos 20 años? ¿O es que acaso existe una agenda distinta –legítima por cierto- pero no explicitada de parte de algunos por reordenar el mapa político chileno en función de sus intereses o visiones particulares? Ciertamente la Concertación como coalición política debe cambiar.

Debemos hacer nuevas alianzas, pero no las tradicionales. No pensar que debemos sentar a 5 o 6 dirigentes de partidos políticos o proyectos de tal y acordar el cuoteo de cupos para las elecciones municipales. La Concertación si quiere volver a ganar una elección debe partir por retornar al lugar de donde nunca debimos salir. A las bases, pero no sólo la de los partidos, me refiero donde la gente, esa de las organizaciones sociales, de los sindicatos, de los movimientos de barrio.

Debemos volver a sentir el contacto directo con la ciudadanía. La alianza que debemos hacer es con los sectores que hoy no se sienten interpretados por ningún partido político ni de centro ni de izquierda; ni con la política en su conjunto. Debemos aliarnos doctrinariamente con los ciudadanos que sufren por el sobreendeudamiento y los abusos del sistema financiero. Con aquellos que se desvelan por no encontrar trabajo por estar en Dicom, por aquellos padres que ven como sus hijos carecen de oportunidades educativas.

En fin. Esta Concertación debe abrir un profundo debate sobre las banderas que levantaremos para este nuevo Chile. Un debate de ideas, de contenido y sentido de país. Y para que esas ideas, planes, programas constituyan un manifiesto común debemos retornar al sentido que nos dio origen, reconocernos diversos con un objetivo común, lograr reconquistar la confianza ciudadana sobre la base de propuestas de futuro y que éstas tengan viabilidad política. Para ello requerimos de la constitución de mayorías que no obtendremos si se insiste en anteponer las diferencias a las coincidencias y la división por sobre la unidad electoral.

Si el objetivo es reconquistar la mayoría, parece acertado exigir cambios en las formas de enfrentar las alianzas con miras a los procesos electorales, ya que el actual escenario parece insuficiente. Pero esos cambios deben plantearse para expandir el ámbito de representación y no para reducirlo. Excluir a un sector que hoy por hoy constituye el limite de las coaliciones existentes parece arriesgado por su eventual cooptación por parte de la nueva derecha, lo que consolidaría el escenario minoritario. Así entonces, crear una nueva fuerza que camine por la ruta de la minoría no parece políticamente acertado, salvo en cuanto se persiga un objetivo diverso y desconocido hasta ahora".

También puedes encontrar esta columna en El Dínamo

jueves, 11 de noviembre de 2010

INTERVENCIÓN EN SALA EN SESIÓN DE PRESUPUESTO 2011

Señora Presidenta:

El Gobierno de Sebastián Piñera asumió con un discurso basado en la eficiencia. Se nos prometió que el estado funcionaría como reloj y que llegaba a asumir un equipo de excelencia.

A 9 meses de haber asumido, salvo el rescate de los mineros, la evaluación en esta materia es claramente negativa. En los instantes en que discutimos el presupuesto para el año 2011, existen al menos 9 servicios públicos cuyas autoridades han sido y serán incapaces de gastarse el presupuesto 2010. Es decir, a pesar de las necesidades de los ciudadanos, este gobierno no podrá ejecutar la totalidad de los recursos asignados para este año. ¿Se imagina que en una empresa no se logren las metas planificadas no por falta de recursos sino por falta de capacidad de ejecución? Bueno. Es lo que pasa en Chile y, en nuestro estado el año 2010.

¿Qué nos depara el año 2011?

Los analistas coinciden (con matices) que el año 2011 estará marcado por un ritmo de crecimiento cercano al 5.5%, un aumento en los puestos de trabajo y un alza de los ingresos estructurales del estado por el incremento del precio del cobre que traerá mayores recursos al fisco. Sólo a modo de ilustración es posible advertir que por cada centavo adicional que obtenga el precio del cobre por sobre lo presupuestado, el Fisco percibirá U$60 millones. Adicionalmente, el presupuesto presentado por el gobierno al Congreso para su aprobación alcanza a los U$53.500 millones. Es decir, si hay algo que no faltará en nuestro país, son recursos.

El punto entonces estará en el énfasis que la actual autoridad de gobierno le dará al próximo presupuesto y ahí es donde tenemos diferencias.

Al observar las partidas que sufren reducciones es posible advertir la falta de sensibilidad social del actual gobierno y la incongruencia entre lo prometido y la actual propuesta de presupuesto, ya que en gran parte, los recortes propuestos disminuyen aportes al gasto social, congelando, reduciendo o eliminando programas de alto impacto social. A cambio, intentan incrementar desmesuradamente el gasto en honorarios para poder costear los altos sueldos de los nuevos asesores y los que intentarán atraer.

Algunos ejemplos:

  1. SENAME.

Se habló mucho de proteger a los menores en condición de vulnerabilidad social. Muchas veces se ejemplificó con el “cisarro” y se prometieron recursos para prevenir conductas delictivas o violentas de menores de edad.

En el presupuesto 2011 no existe un fortalecimiento en esta área, ya que el presupuesto se mantiene casi constante, destacándose la eliminación de programa de prevención, contemplado en la glosa 05 el año 2010, que incluía $3.233.790 miles destinados al desarrollo de proyectos de prevención general, a través de los Centros Comunitarios por los Derechos Infanto Juveniles (CIJ).

  1. EDUCACIÓN TÉCNICO PROFESIONAL.

En Chile miles de jóvenes quieren estudiar en establecimientos técnico profesionales para obtener una pronta calificación y poder incorporarse al mundo laboral como forma de apoyar económicamente a sus familias.

En esta materia en el presupuesto 2011 experimentan bajas todas las áreas que a continuación se indican, habiéndose logrado en virtud del acuerdo que se aumentaran los recursos en equipamiento en “2.000.000 miles

  • El programa de Transferencia de Capital para equipamiento de establecimientos de Educación Técnico Profesional, experimenta una caída del 51%, pasando de 21.221.539 miles a 10.330.000 miles.
  • Por su parte el programa de Articulación de la Formación Técnica que el presupuesto 2010 contaba con 507.500 miles, desaparece el año 2011.
  • ·También desaparece el programa de fomento y desarrollo de prácticas profesionales que el año 2010 contaba con 811.883 miles.
  • ·Transferencia Corriente Perfeccionamiento Docente Técnico Profesional, decrece en un 55%, pasando de 1.549.500 miles a 697.275 miles.
  • En tanto la bonificación para práctica de profesionales de la educación media y técnico profesional, cae en un 52,7%, pasando de 5.525.458 miles a 2.612.009 miles.

 

  1. JUNAEB
    La Junta nacional de Auxilio Escolar y becas es una institución fundamental para el apoyo en alimentación escolar de los menores de más escasos recursos. Lamentablemente el presupuesto 2011 en el Programa 03, Becas y Asistencialidad Estudiantil, se reducen sustancialmente:
  • En tanto la bonificación para práctica de profesionales de la educación media y técnico profesional, cae en un 52,7%, pasando de 5.525.458 miles a 2.612.009 miles.
  • Los recursos para el Programa de Campamentos Recreativos para escolares, el que cae su presupuesto en un 88%, pasando de 7.205.171 miles a 847.305 miles. Es decir, el gobierno de Piñera opta por prácticamente eliminar los recursos para que los niños de escasos recursos puedan ir de campamento, lo que en la práctica es dejarlos sin vacaciones, ya que dada su vulnerabilidad social ésta instancia constituía su espacio recreativo. 
  • La Bonificación de Prácticas Profesionales de Educación, la que cae un 52,7%, pasando de 5.525.458 miles a 2.612.009. Se reduce a la mitad los montos para fomentar la contratación de jóvenes en prácticas profesionales, lo que afectará directamente al segmento de mayor vulnerabilidad y falta de oportunidades, los jóvenes.

 

 

  1. PROGRAMA PREVENCIÓN DE DROGAS:

Durante la campaña, la prevención del consumo de drogas fue uno de los temas de mayor manoseo electoral. El candidato Piñera comprometía fondos adicionales para prevenir el consumo de drogas. Hoy vemos como ya en el gobierno, la realidad es diversa.

En el Programa 04 del Capítulo 01, Partida 05 del CONACE, se reducen los recursos para prevención de drogas, tanto en el Programa Municipal Previene como los programas en esta línea a nivel regional. El primero reduce su presupuesto en un 39%, pasando de 5.079.054 miles a 3.104.907 miles. El segundo, en tanto, experimenta una reducción del 26%, pasando de 3.862.067 miles a 2.858.998.

  1. PROGRAMA PRO EMPLEO.

Es cierto que las expectativas de crecimiento son auspicviosas. Pero es igualmente verdadero y conocido el hecho que el último impacto de la recuperación económica y el crecimiento es el empleo; y, en particular de aquellos que han estado desempleados durante mucho tiempo. Por ello es que resulta completamente paradójico que el gobierno reduzca en un 53,4% el presupuesto destinado al programa Pro-empleo que va en ayuda de aquellos que aún no encuentran una oportunidad laboral, con un sueldo mínimo que permite subsistencia personal y una ayuda al presupuesto familiar. Desempleados y cesantes, entiendan claro el mensaje de este gobierno. En el presupuesto 2011 tiene menos espacio y por tanto menor cobertura ya que el programa de Bonificación a la Mano de Obra cae de 10.978.354 miles a 5.116.979 miles. Por cada 150.000 pesos menos hay un jóven padre, una madres soltera o un adulto dueño de casa que quedará en la calle a la espera de que el Mercado laboral lo pueda absorver; mientras pasarán hambre.

  1. INJUV:

En materia de juventud el compromiso era fomentar la participación, la inclusión y el desarrollo de oportunidades. Muy bien, parece que ello no lo plasmaron en el presupuesto 2011 y probablemente aguardarán para incrementarlo en el año preelectoral, lo que me parece poco transparente.

Así, baja su presupuesto en un 8,8%, destacando la desaparición de los siguientes programas:

  • Programa de apoyo a las iniciativas juveniles que el año 2010 contaba con un presupuesto de 531.235 miles.
  • Programa Juventud, Cultura y Recreación que el año 2010 contaba con un presupuesto de 933.717 miles
  • Programa de Empleabilidad y Competencias Juveniles que le 2010 contaba con un presupuesto 174.041.
  • Programa Nacional de Capacitación para Líderes Juveniles Bicentenario que el 2010 contaba con un presupuesto de 46.411 miles
  1. TRANSPARENCIA:

El Consejo de Transparencia no ha recibido los recursos necesarios para poder implementar un portal con la información necesaria para avanzar en el cumplimiento de las funciones encomendadas por ley. Esta solicitud implicaría incrementar en $358 millones.

Lamentablemente el gobierno no ha accedido a dicho financiamiento lo que pone en riesgo la posibilidad de permitir al consejo de transparencia implementar el referido portal con el consiguiente riesgo de someter al fiscalizador a la voluntad del fiscalizado, lo que no es otra cosa que coartar la posibilidad de llevar a delante la función para la cual se creó el Consejo, la transparencia del estado.

8- SEGURIDAD:

El proyecto de presupuestos contempla mayor cantidad de recursos para programas preventivos lo cual me parece correcto. Pero no puedo dejar de hacer presente que me parece improcedente que la elección de las comunas beneficiarias queden a la libre elección de la autoridad sin considerar elementos técnicos, objetivos y públicos de vulnerabilidad social y delictiva. La tendencia mundial y nacional avanza hacia mayores niveles de transparencia y objetividad en la aplicación de políticas públicas. Por ello presentaré una indicación para que la elección de las comunas beneficiarias para los programas Barrio en Paz y Fondo de Seguridad Comunal sean en base a indicadores delictuales serios y publicos. De igual forma creo que Chile en los últimos años ha ganado prestigio intrnacional por la seriedad de sus estadísticas y ésto es un patrimonio nacional que debemos defender. Por ello es que debe quedar consignado en el presupuesto que la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC) -más conocida como encuesta de victimización- la siga realizando el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), ya que se trata del organo emisor oficial del estado de Chile y el único organismo reconocido por la OCDE para la elaboración de estadísticas oficiales de nuestro país. Para ello también presentaré una indicación que asegure que independiente del gobierno de turno, sea el INE el encargado de realizar tan importante encuesta para los ciudadanos; ya que de ella depende la orientación de la política pública de seguridad para los que más sufren el flagelo del delito.

En resumen. Estamos en presencia de un presupuesto inorgánico, carente de relato y que no apunta a la satisfacción de necesidades. Los compromisos contraídos y las promesas realizadas no ven correlato en esta formulación presupuestaria donde los estudiantes de educación técnica, los jóvenes, los niños de escasos recursos y los menores en riesgo social, parecen no ser la prioridad de este gobierno. La transparencia resulta desmejorada y sometida a la voluntad de los gobernantes, lo que atenta contra el principio de separación de roles que tanto ha beneficiado a nuestro país los últimos años.

Como verá señora Presidenta, mi abstención en algunas partidas del presupuesto no dice relación con peleas ni descalificaciones que hemos visto estos dias y que tanto mal le hacen a la actividad política; sino con temas de fondo respecto de los cuales siento un deber ético de hacer presente al nuevo gobierno a través de esta intervención en el hemiciclo ya que fuí elegido para defender a los ciudadanos y creo que el presupuesto tal como está planteado atenta contra los que menos tienen.

Muchas gracias.

martes, 9 de noviembre de 2010

PROTECCIÓN DE DATOS PERSONALES


Quizás esta nomenclatura le parezca ajena o lejana. No se equivoque, de ella depende el nivel de privacidad de su información personal. Quizás hasta su acceso al mercado laboral, crediticio, educacional y por de pronto su reconocimiento, honra y posición social.

El creciente desarrollo de la industria del tratamiento de datos ha generado un desbalance entre el principio de la libre circulación de los mismos y la protección de la vida privada de las personas y, por tanto de los datos  personales y sensibles de los ciudadanos. Hoy por hoy, resulta común ver en internet avisos de venta de bases de datos con indicación de domicilios, Rut, actividad laboral, formación académica y, en algunos casos, hasta con enfermedades o afecciones, dependencia farmacológica. En fin, un conjunto de información que permite segmentar a cada ciudadano en razón de su comportamiento mercantil, afecciones de salud o patrones de consumo, por mencionar algunos. Hay de todo y para todos. Basta con cancelar lo que piden para tener acceso a ellos y conocer la intimidad de millones de personas hasta ese momento desconocidos.

Al observar la experiencia comparada surge, como primera reflexión una cierta angustia al observar que mientras Chile discute sobre la conveniencia de proteger los datos personales y consignar una autoridad para ello, en Europa la discusión versa sobre cómo enfrentar el fenómeno de la administración de datos en las redes sociales como yahoo, facebook, twitter, el tratamiento de imágenes en flickr y un sinnúmero de plataformas y redes de uso virtual masivo. O bien cómo se adelantan al impacto del cloud computing de creciente masificación en el mundo tecnológico y que crea una especie de disco duro virtual donde se almacenarán millones y millones de datos, documentos e imágenes en el mundo. Esto en Europa es posible en razón de que hace más de 30 años los europeos decidieron sobre la necesidad de dar protección a los datos personales. Así, hacia el año 1982, la popular “Ley del Censo” de Bonn, Alemania, ya reconocía el principio de la “autodeterminación informativa” y con él el derecho de los ciudadanos a conocer quien tiene sus datos, cómo los obtuvo, para qué los almacenó y cuál será su uso. Es decir, en Chile tres décadas más tarde comenzamos una discusión que no por atrasada resulta innecesaria; sino muy por el contrario urge iniciar y resolver con seriedad, responsabilidad y prontitud.

En el marco de un encuentro académico se me solicitó manifestar mi opinión sobre la institucionalidad necesaria para supervigilar la evolución de esta industria en nuestro país. Sería simplista de mi parte adscribir a una institucionalidad en particular sin mayores fundamentos y enmarcar mi propuesta en los aspectos administrativos o de forma. Pero creo responsable aplicar mi ya reiterada (o reiterativa) “tesis de la estructura consecuencial”. Según ella, las estructuras que han de crearse en el sector público (y también en la empresa) deben responder o ser consecuencia de un objetivo o meta delineados previamente. Seguido de una estrategia prediseñada y clara para obtenerlo. Es decir, no parece lógico que el estado siga diseñando instituciones y las metas u objetivos a lograr sean sólo la consecuencia de lo que la estructura permite. De lo que se trata es de invertir el proceso creando estructuras que sean funcionales a los objetivos o metas planteados previamente. “La estructura es “y” porque es la adecuada para lograr el objetivo “x””. De esa forma estaremos creando estructuras públicas asociadas a un profundo proceso de reflexión político y administrativo con mayores niveles de eficacia y eficiencia en el logro de metas país.

En tal sentido –y para ser consecuente-  corresponde entonces observar el objetivo buscado con la nueva propuesta de institucionalidad en materia de protección de datos y, para definir el objetivo debemos necesariamente tomar posiciones en orden a la concepción del derecho sustantivo sobre el mismo. Es decir, qué entendemos o queremos entender por protección de datos personales y cómo concebimos su origen.

En el mundo existen principalmente dos miradas respecto del tema (sumado a un sinnúmero de visiones eclécticas que deambulan por el ancho camino del centro). La visión americana (USA) según la cual los datos personales constituyen un derecho incorporal y, como tal, es parte integrante del derecho de propiedad que cada ciudadano posee sobre los mismos. Vale decir, el derecho  a la protección de los datos personales, sería entonces un derecho consecuencial derivado del derecho de propiedad (número 24 del artículo 19 de nuestra Constitución) y; como tal, sujeto de todas las acciones constitucionales y legales que amparan la propiedad. Según esta visión no existe un derecho autónomo a la protección de los datos personales, sino sólo el derecho de propiedad del cual emana éste, bajo la reflexión lógica que el dato es propiedad del sujeto de derecho, sea éste una persona natural o jurídica.

Como contrapartida observamos la concepción europea del derecho a la protección del dato personal. Según estos, se trataría de un derecho en sí mismo, un derecho autónomo. Esta visión supone la existencia de un conjunto de derechos inherentes a la persona (natural o jurídica) dentro de los cuales estaría su libertad para disponer de sus datos personales, siendo aquellos que sirven para individualizar a una persona de otra dentro de la sociedad. Así entonces, este derecho estaría amparado por su propia garantía constitucional explícita (reconocimiento constitucional del derecho) o, sería parte activa de un conjunto de garantías fundamentales como la libertad, honra, vida privada, y otras.   

La definición respecto de la concepción de este derecho no es menor y acarrea consecuencias. Así, tratándose del “tráfico transfronterizo de datos”[1], resulta relevante esta distinción, toda vez que los países europeos sólo lo aceptan con los países “adecuados”[2] y, por tanto, el riesgo de quedar fuera de éstos, puede significar importantes consecuencias prácticas, tales como no acceder a información relevante de transacciones económicas para efectos de investigaciones de lavado de activos o terrorismo, intercambio de información policial, intercambio de información de deudores tributarios, en fin, un sinnúmero de datos que pueden ser relevantes en investigaciones desarrolladas en nuestro país.

Para el modelo europeo, no es suficiente la consagración del derecho de protección de datos, (derecho sustantivo) para considerar a un país como “adecuado”. Junto con ello, exigen que los países instituyan acciones jurídicas eficaces para que los ciudadanos, potencialmente afectados, puedan recurrir en contra del mal uso de los mismos y a ello agregan la exigencia de crear instituciones encargadas de promover el respeto de este derecho, proteger a los titulares de los datos, velar por el correcto tratamiento de los mismos y sancionar el mal uso de ellos.

Nuestra actual ley 19.628 sobre protección de datos personales, -en mi opinión- constituye un híbrido que si bien reconoce la existencia de la protección de los datos personales como un derecho consecuencial, crea acciones de protección (habeas data) y establece mecanismos para enmendar errores, rectificar, bloquear o eliminar datos; por omisión; deja abierta la puerta para que los administradores de bases de datos puedan realizar lo que se denomina el “tratamiento desleal de los datos personales” en virtud del cual los ciudadanos ignoran quién tiene sus datos, cómo los obtuvieron y para qué los almacenan. Con ello, por más acciones de protección que disponga la ley, éstas aparecen insuficientes o inoperantes cuando el titular ignora que alguna persona o institución está haciendo tratamiento de los mismos. De igual forma, nuestra normativa confunde la protección de datos con la protección de sus titulares. No consagra el principio de la finalidad del dato. Crea un concepto vago de las fuentes de acceso público, establece un débil régimen sancionatorio de los infractores de la norma, no regula de manera adecuada el dato apreciativo y permite el acceso universal a ciertos datos. Por tanto, resulta evidente la débil arquitectura de protección de los afectados.

Hay quienes sostienen que el derecho a la protección de datos personales emana de la protección de la vida privada[3]. Concebirlo así, sería restringirlo en exceso. Ciertamente el tratamiento de datos personales sin consentimiento vulnera el derecho a la vida privada al exponer de manera injustificada antecedentes que los sujetos pueden considerar reservados o sensibles. Pero concebir su origen exclusivamente en esta garantía sugiere aceptar la teoría del derecho consecuencial de esta garantía fundamental. Sería olvidar que su vulneración puede afectar otros derechos fundamentales asegurados por nuestra carta fundamental. En efecto, la publicación de datos sensibles puede afectar el derecho al trabajo[4], la salud, la honra, en fin, un conjunto de garantías que, exceden con creces la sola afectación de la vida privada.

Veamos un caso concreto. Un ciudadano chileno afectado por una discapacidad visual permanente que de conformidad a las normas electorales de Chile y en beneficio del voto asistido se encuentra inscrito en el registro electoral. En dicho registro, además de consignarse el nombre completo, fecha de nacimiento, domicilio, profesión u oficio, se consigna su discapacidad (para efectos de facilitar su sufragio). Según reciente fallo del Consejo de la Transparencia dicho registro es de carácter público y, por tanto, cualquier ciudadano puede acceder a él. Por tanto, resultará común que incluso las discapacidades contenidas en registros de carácter público puedan ser conocidas por todos y, lo que parece más grave, transadas en el mercado pudiendo incluso ser adquiridas por empresas de venta de productos especializados para determinadas discapacidades. Una reflexión profunda nos debe llevar a concluir que dicho registro fue construido con una finalidad. Proveer al órgano del estado encargado de la organización de los actos electorales públicos de la información necesaria para garantizar el ejercicio del derecho constitucional de sufragio. Para ello, la ley (como fuente originaria) permitió el tratamiento de dichos datos y no para otro fin. Por tanto todo uso diverso debiera ser prohibido o al menos restringido, ya que su comercialización puede dar origen (de hecho lo da) a un tratamiento desleal consecuencial de los datos personales, ya que estos terminan en empresas o administradoras de bases de datos ignoradas por el titular de los mismos y adquiridas por medios inaccesible a su titular lo que le impide a  éste último oponerse a su tratamiento por no haber sido consultado para ello.

Dicho lo anterior, creo que debemos iniciar prontamente una reflexión profunda sobre el tema a fin de evitar que dicha discusión sea sobrepasada por la realidad de la evolución tecnológica y su decisión sea de suyo inútil y extemporánea. En tal sentido quiero expresar que desde mi personal visión, el derecho a la protección de los datos personales debiera ser incorporado como derecho principal, no dependiente -aunque relacionado- con otras garantías fundamentales. Un derecho sustantivo de rango constitucional que se encuentre amparado por acciones especiales de protección. Un derecho autónomo.

                Dicho lo anterior, la derivación normativa de la definición constitucional requiere, a mi juicio, de una profusa regulación que permita consignar elementos básicos como el tratamiento leal de datos, precisión del concepto de fuente de acceso público, determinación legal de la calidad de “sensible” de un dato, regulación del dato apreciativo, creación de un registro obligatorio de bases de datos, establecimiento de un riguroso sistema sancionatorio, constitución de una autoridad de protección de datos personales y la consagración de acciones de protección, sean administrativas y jurisdiccionales.

                Si ello debe hacerse a través de una institución con dedicación exclusiva o una dual que además regule lo relativo al acceso de información pública, ciertamente es un tema debatible y la experiencia comparada así lo demuestra. No obstante, en razón de mi razonamiento u adscripción al modelo de creación de un derecho autónomo y, las múltiples consecuencias jurídicas y económicas derivada de ello creo conveniente una institución con dedicación exclusiva por las siguientes razones:

La protección de datos personales y la transparencia en el acceso a la información pública constituyen dos caras de la misma moneda y, como tal serán antagónicas en un sinnúmero de ocasiones obligando a la autoridad a sacrificar o la primera o la segunda de ellas con consecuencias prácticas de alta complejidad.

La protección de datos personales se refiere principalmente al tratamiento que da el sector privado a los mismos; mientras que la transparencia en el acceso a la información pública se encuentra orientada exclusivamente al sector público, lo que marca la diferencia en el sujeto pasivo de ambas funciones.

La función de velar por la transparencia en el acceso a la información pública es de tal relevancia para la sociedad que incorporar en la misma institución una función diametralmente opuesta a la originaria y además de extrema complejidad y alcance podría poner en riesgo lo avanzado en materia de transparencia

El perfil de quienes ejerzan funciones en materia de protección de datos personales es sustantivamente diverso de aquellos encomendados de velar por la transparencia en el acceso a la información pública. Mientras los primeros deben tener experiencia informática y tecnológica y manejo de redes y experiencia en el sector privado; los segundos deben ser conocedores del derecho administrativo principalmente.

Si hemos de consagrar un derecho autónomo en nuestra Carta Fundamental para proteger los datos personales y equipararlo al principio de transparencia consignado en el artículo octavo de nuestra Constitución Política, entonces se requerirá de una institución de igual rango para proteger dicho derecho fundamental y no confundirla con otra que ya posee una obligación de aplicar un principio constitucional de manera exclusiva.

La experiencia comparada si bien es variada en esta materia, resulta determinante observar las recomendaciones y críticas que el comité Europeo de protección de datos personales ha realizado al ICO, organismo del Reino Unido encargado de velar por la protección de datos personales, transparencia en el acceso a la información pública y otras funciones anexas; en orden a mejorar sus estándares de protección de datos ya que –según el órgano europeo- no se está cumpliendo el mandato y se encuentra en serio riesgo de ser considerado “país no adecuado” en estas materias.

La experiencia española con la Agencia de Protección de datos personales, con dedicación exclusiva ha sido la que más jurisprudencia ha generado en este rubro. Con órganos internos encargado de realizar las indagaciones frente a denuncias, con acciones de protección y un severo régimen sancionatorio ha permitido ubicar  a España dentro de los países con mayor desarrollo de este derecho contemporáneo.

Cualquiera sea la visión a la cual adscriba el actual gobierno, lo cierto es que el debate sobre la protección de datos personales debe ponerse en la agenda prioritaria ya que de lo contrario seguiremos aún más rezagados en el contexto internacional y, lo que resulta peor, mantendremos a nuestros conciudadanos en un alto nivel de indefensión frente al tratamiento desleal de sus datos personales.



[1] Tráfico transfronterizo de datos es el acto por el cual una institución de un país entrega a otra institución de país diverso un conjunto de datos personales de sus ciudadanos para ser utilizados exclusivamente para el fin requerido.

[2] Se considera país “adecuado” el que posee la debida protección de los datos personales y otorga garantías que su entrega será tratada de conformidad a los estándares europeos de protección de datos personales.

[3] Numeral 4 del artículo 19 de la Constitución Política de la República

[4] Numeral 16 del artículo 19 de la Constitución Política de la República

martes, 26 de octubre de 2010

CIERRE DE PASAJES Y CALLES

El Congreso nacional ha tratado de manera exhaustiva las diversas iniciativas destinadas a permitir que las municipalidades puedan determinar el cierre de pasajes y calles con el objeto de beneficiar las condiciones situacionales de seguridad barrial.

Ciertamente se trata de un proyecto complejo y controvertido. La controversia y complejidad radican en la colusión de un conjunto de derechos. El derecho a la libertad ambulatoria, el acceso universal a los bienes nacionales de uso público. Las facultades restrictivas sobre ellos de la autoridad edilicia. La seguridad ciudadana de los vecinos e incluso la libertad para ejercer actividades económicas de locatarios ubicados en lugares potencialmente limitados de acceso.

Mas allá de la colusión jurídica –que por lo demás a estas alturas del desarrollo del derecho es imposible no tenerlas al crear nuevas normas- en lo personal tengo profundas contradicciones que aún no logro resolver. Por una parte soy un convencido de la necesidad de concebir las ciudades y espacios públicos como punto de encuentro. Punto de encuentro de ciudadanos con otros ciudadanos y con el patrimonio cultural y arquitectónico de nuestras ciudades. En tal sentido, la limitación de accesos, los cercos, las restricciones urbanas atentan contra este fin y, ciertamente el proyecto en comento atenta contra esta concepción.

Cerrar pasajes y calles ciertamente no garantiza inmunidad delictual, pero es un hecho demostrable la disminución de la victimización en hogares cuyos accesos poseen mayores restricciones respecto de aquellos que no la tienen. De igual forma, el elemento subjetivo de la inseguridad, el temor, disminuye considerablemente en las familias que han logrado mayores resguardos de sus espacios inmediatos.

Mas allá de las disquisiciones teóricas que he planteado de manera superflua, creo que el debate –y por cierto las normas e instituciones- ha sido superado por la práctica. En efecto, hoy, en nuestras ciudades ha proliferado el cierre de calles y pasajes. Lamentablemente esta proliferación ha sido inorgánica, sin la regulación adecuada, sin la transparencia de los procesos de aprobación o rechazo y carente de objetividad. En muchos casos los cierros responden a presiones vecinales a la autoridad local o a la autotutela vecinal en desmedro de vecinos que promueven la vida en los espacios públicos. Así, el avance “privatizador” del espacio público va en aumento y, con él la ciudad pierde espacios de encuentro y reunión. Por ello es que se requiere una regulación adecuada para hacerse cargo de una situación real y actual que hoy afecta a los ciudadanos y a las ciudades y barrios. Terminar con esta proliferación desregulada de cierros de calles y pasajes que está restringiendo de manera desmesurada el acceso de ciudadanos a los espacios públicos.

El proyecto en comento avanza en tal sentido, estableciendo como responsable de estas autorizaciones a los Alcaldes. Esto no es menor, ya que termina con la posibilidad de autotutela o decisión vecinal autónoma e impone a una autoridad elegida y responsable política, jurídica y administrativamente a cargo del tema. Por de pronto sus resoluciones son susceptibles de ser recurridas ante el organismo contralor o ante el órgano jurisdiccional competente, lo que le da al ciudadano herramientas prácticas para reclamar su eventual disconformidad. Además al Alcalde se le exige el concurso del concejo municipal, (órgano colegiado elegido en votación popular por los vecinos); el apoyo de al menos 90% de los vecinos afectados; la autorización del cierro es por 5 años renovables; dicha resolución es revocable con al menos el 50% de los vecinos; y la autorización siempre debe adoptar medidas para garantizar el ejercicio de actividades económicas en caso que existan locales comerciales al interior de la calle o pasaje a cerrar.

Esta regulación avanza en el sentido correcto, toda vez que evita la proliferación inorgánica, la privatización del suelo y pone a una autoridad a cargo quien, en casos fundados, podrá autorizar los cierros bajo ciertas condiciones y previo informe de carabineros del sector y del cuerpo de bomberos local.

Las soluciones de la seguridad no pueden descansar exclusivamente en medidas punitivas ni tampoco en medidas situacionales. No es justo encomendar a la ciudad la solución de un problema complejo y multicausal como la delincuencia y la violencia. Estas y otras deben ser consignadas como elementos coadyuvantes y complementarios. No podemos seguir restringiendo los espacios públicos como forma de incrementar los niveles de seguridad. Pero resulta igualmente injusto dejar al vacío y al arbitrio de autoridades o vecinos poderosos la decisión inconsulta de cierros de calles y pasajes. Frente a la actual realidad es mejor contar con una regulación que restrinja, regule y desincentive los cierros que dejar un vacío no inocuo, sino uno discriminador, agresivo y destructor de barrios y ciudades.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Luz amarilla

Mi columna respecto a millonaria licitación de Gobierno

Luz amarilla es la que debemos encender ante las equívocas señales que el gobierno está enviando a las empresas de menor tamaño. Resulta paradójico que en el año del Bicentenario, se implemente el estatuto especial para estas empresas y, en paralelo, la autoridad realice acciones que afectan gravemente la competitividad de las mismas.

Recientemente a través del sistema de compras públicas, el Gobierno de Chile decidió licitar las asesorías comunicacionales y los servicios publicitarios de manera centralizada. Quizás el loable objetivo de incrementar los niveles de coordinación intergubernamental y reducir la discrecionalidad en estas materias, terminó dañando a la industria, la competencia y en especial a la pequeña y mediana empresa.

La industria de los servicios publicitarios se encuentra integrada por diversos actores. Creativos, diseñadores, productores e impresores, por nombrar algunos. Esto actúa como generador de múltiples empleos directos e indirectos, y facilita la competencia entre las diversas ofertas de servicios en cada uno de sus rubros o etapas.

El hecho de licitar la totalidad de los servicios publicitarios de manera centralizada, impidió que cada servicio pudiera ejercer libremente el derecho a licitar sus requerimientos publicitarios, y por tanto, ad hoc a las normas sobre compras públicas, optaran por aquellos que poseían know how o expertise en determinadas áreas de gestión.

Por regla general, las licitaciones centralizadas exitosas se refieren a “productos” y no a servicios, ya que mientras los primeros pueden estandarizarse en las diversas instancias de gestión; tratándose de “servicios”, las particularidades de cada sector de gobierno requieren de servicios o asesorías especializadas o, al menos, diferenciadas. Por su parte, la centralización de los servicios fomenta la concentración de la industria que los presta, facilita la integración vertical de la industria publicitaria, fomenta la subcontratación no susceptible de ser fiscalizada por el organismo contralor, perjudica a las empresas de menor tamaño y reduce el impacto en el empleo.

Desde el punto de vista de los montos, el proceso alcanzó las 5 millones de UF, es decir una cifra superior a los U$250 millones. Cifra que parece excesiva, si se considera el constante discurso oficial de la necesidad de financiar la reconstrucción. Pero más allá de dicha consideración, parece desconcertante que se pretenda distribuir tal cantidad de recursos en un reducido número de empresas.

Al observar las bases de licitación, me surge una preocupación estructural. Y es, si el gobierno exigió en las bases como requisito de postulación, un conjunto de condiciones que sin decirlo explícitamente, excluyó a las medianas y pequeñas empresas. Montos mínimos de facturación anual, galardones internacionales de las empresas y de sus integrantes, en fin, requisitos que según los entendidos del rubro, no cumplen más de media decena de grandes compañías del país.

El resultado de la licitación fue la consecuencia lógica de lo exigido. En un principio sólo 3 grandes empresas publicitarias se adjudicaron la millonaria propuesta. Luego, producto de un triple empate en el tercer lugar, la comisión decidió ampliar la adjudicación a 5 agencias publicitarias. La consecuencia práctica, cientos de pequeñas y medianas empresas quedaron fuera del proceso, y ahora deberán esperar la voluntad de estas agencias para subcontratar sus servicios en alguna de las etapas de desarrollo de las asesorías o servicios comunicacionales al gobierno. Dicho de otro modo, sólo 5 empresas publicitarias se adjudicaron las casi 5 millones de UF. Por decirlo menos, inconveniente.

En un país que avanza a pasos agigantados por la senda de la transparencia y donde existe una creciente conciencia de la necesidad de fomentar la competencia, en particular, a las empresas de menor tamaño; decisiones como la anterior desconciertan y siembran un manto de dudas sobre el rol del estado en la redistribución de recursos, en la generación de condiciones de competencia, sobre la verdadera intención de beneficiar a un sector, que por su naturaleza requiere de apoyos adicionales, o al menos de igualdad de condiciones para competir con grandes conglomerados nacionales e internacionales.

Por ello es que junto a representantes de “Mercado Transparente” y de algunas empresas de menor tamaño, recurrimos a la Fiscalía Nacional Económica, a fin de que inicie una investigación por conducta atentatoria contra la competencia. Nuestro objetivo es evitar que este proceso siente un precedente de cláusulas discriminatorias hacia las empresas de menor tamaño y se favorezca aún más la concentración económica en nuestro país, y todo ello al amparo del estado.

Todas las medidas que tiendan a optimizar el uso de recursos públicos serán bienvenidas, pero junto a ello debemos resguardar el derecho que asiste a miles de pequeñas y medianas empresas, para participar de manera transparente e igualitaria de los procesos de licitación de los servicios del estado de Chile. Sólo así predicaremos con el ejemplo y fortaleceremos a quienes constituyen la principal fuente de empleo de nuestro país: la Pyme.

viernes, 3 de septiembre de 2010

CONFUSIÓN Y SEGURIDAD PÚBLICA

Confusión, es la palabra que mejor refleja lo expresado por el Subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, en columna publicada en este diario. Dicha misiva se funda en diagnósticos errados y por tanto concluye de igual forma. Por ello he creído necesario realizar algunas precisiones para evitar la confusión de los lectores.

La autoridad señala que la última década fue mala en términos de victimización. Como sustento cita encuestas de la Fundación Paz Ciudadana de los años 2000-2004 obviando las encuestas posteriores que son justamente las que demuestran una disminución del delito. Luego, parece extraño que una autoridad de gobierno ignore la información del órgano oficial del estado de Chile y reconocido por la OCDE, el INE, según el cual, la victimización entre el año 2006 y 2009 se redujo en 4,7 puntos porcentuales.

Posteriormente hace mención a la Estrategia Nacional de Seguridad Pública (ENSP) y la ubica como el fruto de un gran acuerdo político de seguridad entre el gobierno y la oposición de entonces. Su lejanía con el tema lo conlleva una nueva “confusión” ya que la ENSP es un instrumento de gestión elaborado por el gobierno de Michelle Bachelet junto a Carabineros de Chile, PDI y Ministerio Público, lanzado en Noviembre de 2006; mientras que el acuerdo de seguridad pública gobierno–oposición es posterior, de Diciembre del año 2007.

Luego critica ciertas metas y programas lo cual es absolutamente legítimo. Todo instrumento de gestión es perfectible. El mérito de la ENSP radicó en ser la primera estrategia integral de trabajo con fijación de metas públicas y medibles, lo que permitió ordenar la oferta pública en seguridad y obtener resultados concretos.

El Plan Chile Seguro, se funda innegablemente en la ENSP. La integralidad del modelo, los ejes utilizados, la fijación de metas cuatrianuales, los sistemas de medición, entre otros aspectos, son similares. Esto refleja que el instrumento original apuntó en la dirección correcta y la actual autoridad transita por el mismo camino, con las debidas correcciones, mejoras y focalizaciones propias de los resultados de la Encuesta de Victimización 2009.

Respecto de la meta planteada por el “Plan Chile Seguro”, destaco el valor que tuvo el ministro de hacerla pública siguiendo lo inaugurado por el gobierno de Michelle Bachelet y sentando las bases para que, cualquiera sea la autoridad de turno, deba plantearse de cara al país el objetivo de su etapa de gestión. La cifra comprometida, 4.6 puntos de reducción en la victimización en 4 años constituye un importante desafío que creo podrá alcanzarse si lo escrito se transforma en realidad, llegando casi a igualar al período 2006-2009 que alcanzó 4.7 puntos porcentuales de disminución del delito.

Finalmente resulta relevante que la autoridad entienda que su misión es gobernar sin necesidad de perder tiempo en la descalificación de sus antecesores ya que ello implica denostar a miles de carabineros, detectives y fiscales que fueron parte activa y operativa de los logros alcanzados por el país y a los cuales debo un profundo agradecimiento y respeto. La convocatoria es a sumar esfuerzos, experiencias y capacidades por un objetivo mayor, la seguridad de nuestros compatriotas.