martes, 17 de enero de 2012

NUEVAMENTE LA DELINCUENCIA

La reciente entrega de la encuesta de victimización de la fundación paz Ciudadana, deja al desnudo que la delincuencia sigue creciendo. Nuevamente la victimización escala hasta llegar a 39,3%, el indicador más alto desde Noviembre de 2006 y que representa que durante 2011 la victimización subió un total de 6,3%. En lenguaje común es posible advertir que casi 4 de cada 10 chilenos fue víctima de algún delito durante 2011.

Al observar el lugar de ocurrencia de los delitos, surge que el 82,8% de ellos ocurrió en la vía pública y 17,2% en los hogares. Porcentualmente el 72,5% fueron delitos no violentos y un 27,5% se cometieron usando violencia.

Uno de los datos más preocupantes es el que dice relación con la revictimización, es decir aquellos hogares que habiendo sufrido un delito, vuelven a ser víctimas de otro hecho delictual. Este porcentaje sube de manera explosiva en los hogares de la zona nororiente de la región metropolitana (+20%), mientras en la zona norponiente de la capital el alza llega a 11,2%. La región metropolitana en su conjunto sube de 64,6% a 71,5% (+6,9%). El número de hogares que ha sido víctima más de 3 veces de un delito llega al 10% duplicando el porcentaje de 2008.
Otro elemento preocupante es la disminución porcentual de las denuncias (-5%) lo que revela una disminución en la confianza de los ciudadanos en el sistema y aumenta la impunidad ya que sin denuncia no existe persecución.

En cuanto al elemento subjetivo de la delincuencia, la sensación de inseguridad o temor. También existen malas noticias. Aumenta el miedo a ser víctima de un delito el que llega a 16% sumando un alza de 4% el año 2011.

Lo preocupante es que el miedo aumenta en mayor proporción en los niveles socioeconómicos bajos (+3,8%) llegando al 22,7%

Mala ecuación entonces. Más delitos, más miedo y menos denuncias.

Comentarios:
Las cifras son malas, preocupantes y decepcionantes. Nos indican que se consolida una tendencia al alza de los delitos en Chile. Esto se produce en un ciclo económico expansivo, lo que nos distingue de otros países y nos debe llevar a reflexionar sobre el modelo de política económica y social y sus mecanismos de focalización en aquellos sectores de mayor riesgo a fin de evitar el ingreso de nuevos actores a la actividad del delito. Quizás sea la vuelta larga de las políticas de seguridad, pero son las que nos podrían dar resultados positivos y estables en el tiempo. Se hace indispensable pasar a una nueva fase en las políticas de seguridad donde se adopten medidas de fondo, estables en el tiempo y sujetas a evaluaciones de mediano plazo para garantizar su impacto más allá de los gobiernos de turno.

Las cifras son malas porque en primer lugar constituyen una tendencia al alza en las cifras de victimización que rompen la tendencia a la baja que se tenía desde 2006. En segundo orden porque los indicadores denotan un incremento de los delitos en el espacio público lo que obliga a reflexionar sobre las estrategias policiales preventivas y a realizar evaluaciones a esta nueva realidad. Quizás sea el momento de reestudiar el plan de despliegue operativo de cuarteles policiales y profundizar las medidas de prevención situacional en conjunto con los municipios. De igual forma el aumento de la revictimización es una pésima noticia considerando que los hogares de clase media y baja son los más afectados ya que sus moradores no tienen personas con quien dejar el hogar cuando sus sostenedor(a) sale a trabajar y carecen de los recursos para adoptar medidas de seguridad privada. Preocupa porque las cifras anteriores ya revelaban un incremento en la revictimización de hogares y la autoridad nada hizo al respecto. Por el contrario prefirió sacar carabineros de los espacios públicos y barrios residenciales y apostarlos al cuidado de farmacias, cajeros automáticos y supermercados, industrias que poseen recursos para adoptar medidas de seguridad privada. Es decir, desvistieron un santo para vestir otro, con la gravedad de que el santo desvestido es al que más se debe proteger, las personas y sus hogares.

Decepcionantes porque los ciudadanos manifiestan su desconfianza con el sistema al bajar porcentualmente las denuncias por considerarlas inútiles y porque las autoridades encargadas de solucionar el problema de inseguridad han protagonizado disputas públicas estériles que atentan contra la debida coordinación para superar el flagelo delictual. Los ciudadanos sancionan el ambiente de disputas iniciado por el ministro del interior contra el Fiscal nacional y el poder judicial, poniendo por primera vez en 13 años de medición, nota roja al gobierno en esta materia.

Es hora de revertir los indicadores y mejorar la seguridad ciudadana. Esto sólo será posible siu la autoridad comprende el fenómeno y enmienda el rumbo, se deja ayudar y escucha las cifras no con arrogancia, sino con la sabiduría necesaria para aprender de ellas. Necesitamos que el Ministro del interior cuente con las personas adecuadas para enfrentar este flagelo y dejen de lado la contratación de operadores políticos sin calificación ni experiencia. Ya han pasado 2 años desde que asumió el gobierno que acabaría con la delincuencia y, hasta el momento sólo hemos visto excusas no soluciones.