viernes, 12 de febrero de 2010

GABINETE DE PIÑERA I

Recientemente el presidente electo ha anunciado a su gabinete ministerial. Hay quienes se han impresionado por los nombres escogidos y han hecho crìticas inmediatas a la incorporación de alguno de sus integrantes. ¿Por què se les podría criticar? Por ser empresarios o estar vinculados a dicho mundo? Es acaso un delito o una simple falta dicha situación? Ciertamente no.

Ademàs què novedad ha de existir, si las chilenas y chilenos eligieron como Presidente de la Repùblica a un empresario, inversionista, especulador, agente de negocios o como se le quiera llamar; y resulta de toda lògica que escoja a sus colaboradores de entre sus habituales compañeros de funciones, empleados o conocidos del mundo privado.

Por lo anterior es que creo que se debe dejar que el Presidente electo designe soberanamente a sus colaboradores sin cuestionar a priori a su equipo ministerial ni criticar su origen laboral.

Otra cosa muy distinta y que creo fundamental, es poner una voz de alerta preventiva sobre una situación que pudiera ser compleja de no resolverse a tiempo. Los eventuales conflictos de interés que pudieren afectar a algunos de sus miembros al ejercer sus funciones.

Que hará el ministro de salud cuando deba resolver situaciones relacionadas con la salud privada? ¿Què acción adoptarà el nuevo ministro de educación si debe decidir respecto de la acreditación de la universidad de la cual era parte de su directorio? ¿Que posición tomarà la Ministra del Trabajo frente a denuncias de abusos laborales en Lan? ¿Que corresponderìa que hiciera el canciller frente a un eventual conflicto comercial internacional de una de las empresas de la cual era director? ¿Serìa correcto y prudente que el Presidente de la Repùblica firmara una indicación sobre televisión digital mientras no se deshaga de manera definitiva de su canal de televisión? En fin, sin siquiera poner en duda la probidad de dichas personas, ciertamente estas situaciones pueden ponerlos en posiciones muy complejas y sus funciones pueden exigir decisiones que serìan inapropiadas de adoptar considerando sus vinculaciones directas, lo que puede producir situaciones de tensión que ciertamente sería mejor evitar.

Un buen amigo, me hacìa referencia al artículo 12 de la Ley de Bases Generales de la Administraciòn del Estado, en particular al deber de abstención que tienen las autoridades y funcionarios cuando existe un interés en el asunto que debe ser sometido a su decisión. Una mirada màs profunda sería recomendable a fin de no encontrarnos con sorpresas al poco andar.

No obstante lo anterior. Hoy màs que nunca cobra relevancia un proyecto de ley que se encuentra en la comisión de constitución de la Càmara de Diputados y sobre el cual la alianza se ha negado sistemáticamente a apoyar. El Fideicomiso ciego, que tiene por objetivo, justamente buscar una solución jurídica a un problema de hecho como lo son los conflictos de interés entre la actividad pública y los negocios en el sector privado.

Màs allà de la situación coyuntural, Chile debe ponerse pantalones largos en esta materia y crear un sistema de reciprocidad entre la transparencia del sector público y la transparencia que debe imperar en la relaciòn negocios y política o actividad pùblica.

Aunque parezca difícil debemos ser capaces de hacer abstracción de los gobernantes de turno y dar pronta, adecuada y feliz solución a estas situaciones de hecho que sòlo contribuyen a incrementar el manto de dudas que pesa sobre la actividad pública y, en particular respecto de quienes la ejercen.

En los países subdesarrollados o en vìas de desarrollo, la focalización de los recursos públicos que la autoridad haga impacta de manera direta en los màs desposeídos, por ello es que los deseos iniciales es que a este equipo le vaya bien. No obstante, como parlamentario de oposición me debo a los ciudadanos, no sòlo a aquellos de mi distrito sino a todos los que por diversas circunstancias requieren de un apoyo para mejorar su calidad de vida y, en tal condición defenderè aquellos proyectos que beneficien a los que tienen menos y disminuyan la desigualdad. Si en el transcurso de la gestión algunos de estos integrantes se aparta del objetivo de disminuir la desigualdad será debidamente representado de manera directa y respetuosa como corresponde a una democracia que abraza el bicentenario y a una generación que ya no sòlo mira el futuro, sino que trabaja en la construcción de un futuro mejor.

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