Chile ha cambiado. Las chilenas y chilenos no somos los mismos que hace una década. Un quinquenio o un par de años. Los avances sociales, económicos, en libertades y tecnològicos han ido cambiando nuestra fisonomía social y, con ello nuestras características básicas.
El nacimiento de la imprenta permitió poner por escrito lo que muchos pensaban o declamaban sin mayor impacto. La verdad ya no era lo que dictaba el patrón, había màs opiniones y oportunidades para conocerlas. Con la impresión de la palabra nació la sociedad de la razón y, desde allì avanzamos a la sociedad democràtica. Los ciudadanos pudieron iniciar un proceso de conocimiento de la diversidad y de un conjunto de derechos que anteriormente ignoraban de su existencia. Pudieron comparar procesos e ideas y, con ello, incrementar su capacidad de discernir sobre su realidad y sus gobernantes.
Hoy, nuestra generación y, en particular quienes nos están sucediendo tenemos el privilegio de ser protagonistas de la historia. De una nueva revolución que, al igual que la imprenta, està cambiando de manera definitiva el curso de la historia y de nuestros pueblos. Si la imprenta permitió poner por escrito y difundir entre los ciudadanos de una determinada localidad diversas ideas o discusiones y con ello surgieron cuestionamientos al “sistema”; la revolución digital definitivamente mutarà los destinos del mundo en mucho menor tiempo, dada su instantaneidad, democracia y amplitud de oferta. La revolución digital esta permitiendo que los ciudadanos de hoy conozcan de primera fuente y en tiempo real los hechos que acaecen al otro lado del mundo. Es susceptible comparar estilos de gobierno, procesos sociales, evolución en los derechos, e incluso, buscar solidaridad internacional a fenómenos locales. Es decir, el surgimiento de internet como carretera de la información està transformando la forma de vivir y de relacionarnos en una comunidad. Conceptos como chat, comunidad global, live streaming, mail, twitter y muchos otros están en el léxico habitual de la nueva sociedad digital de nuestro país. Los medios de comunicación han debido evolucionar con rapidez a fin de salvar su existencia y permanecer vigentes ante ciudadanos globales, conectados e informados; que en tiempo real pueden informarse por la red sin esperar la impresión de noticias o acontecimientos. El sector productivo utiliza la red como forma de promoción de negocios y penetración de nuevos mercados. Los proveedores de servicios que hoy no están en la red prácticamente quedan marginados de nuevas oportunidades.
De igual forma, la política no puede, ni debe quedar fuera de este proceso. La revolución digital le ofrece, en momentos de profundo cuestionamiento global, una salida amigable y una reconexiòn con la ciudadanía. Asì, las tecnologías disponibles permiten acercar la actividad política a los ciudadanos/electores a fin de mantener comunicación permanente que permita la interrelación ya no sòlo como oferta de servicio, sino como mecanismo de ida y vuelta de información, ideas, proyectos, planes y programas. Mecanismo de legitimación de la actividad pública, en particular en la relación entre representantes populares y representados. Hoy es posible conocer en tiempo real la asistencia y votación e representantes populares. Es posible crear sistema de consulta de opinión de determinados proyectos ex ante su discusión en el parlamento. Resulta viable crear livestreaming periódicos para intercambiar opiniones o abrir puertas a propuestas ciudadanas. Es decir, hoy la democracia puede ser fortalecida y profundizada gracias a las nuevas tecnologías. Entonces, debemos ser capaces de hacerlo y, de promoverlo no solo como moda, o para mejorar la imagen de la actividad; sino como mecanismo de accountability de la actividad pública.
Es de esperar que el nuevo gobierno continúe y acelere el proceso de fortalecimiento de la conectividad y avance sustancialmente en la adecuada regulación del mercado de internet a fin de crear estándares básicos de calidad del servicio. Propender a la implementación de nuevas inversiones pùblicas y privadas que mejoren la conectividad para no quedarnos al margen de esta carretera global de comunicaciones. Consagrar la neutralidad de la red y velar por la existencia de verdadera competencia en este mercado que, tal como señalè anteriormente, ya no constituye un servicio tecnològico adicional, sino que se ha transformado en una necesidad para profundizar el desarrollo y nuestra democracia.
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