lunes, 22 de marzo de 2010

PROTECCIÓN DE DATOS PERSONALES, BASES DE DATOS, REGULACIÓN E INDULTO BICENTENARIO A DEUDORES DICOM

En todas las economías desarrolladas existe un sistema de registro de datos personales, donde se consignan diversos documentos, desde antecedentes penales, de identificación, domicilio, en fin, cada día un mayor cúmulo de datos de los individuos. De igual forma las economías requieren conocer el comportamiento comercial o mercantil de sus ciudadanos económicamente activos, lo que se logra a través de los registros de los datos comerciales de las personas. Esta información es relevante para los bancos e instituciones financieras y, de igual manera lo constituye para las empresas, cualquiera sea su tamaño de facturación. En efecto, gracias a este tipo de información, es posible advertir eventuales riesgos de contratación mercantil ante personas de mal comportamiento de pagos, lo que da certeza a las relaciones comerciales y contribuye a disminuir los fraudes en las relaciones mercantiles.

La transparencia y la protección de los datos personales constituyen las dos caras de una misma moneda. Así, mientras se incrementan las normas sobre transparencia en algunos sectores, como contraparte se requiere que los datos recabados sean administrados, guardando la debida confidencialidad de dicha información para no perjudicar, o al menos exponer innecesariamente a sus titulares.

Un principio rector de la protección de antecedentes personales, es el denominado “principio de la finalidad del dato”. Este principio reconoce primariamente, el derecho de propiedad que todos los individuos poseen sobre todos sus datos personales, salvo aquellos que la ley expresamente consigne como públicos. En tal sentido, la legislación asociada, mantiene un sistema de protección de los datos personales destinado a evitar el uso y abuso de los mismos, de parte de terceras personas; permitiendo su acceso excepcional a quienes justifiquen un interés objetivo en dicho dato, lo que debe ser probado y previamente conocido por el titular de los datos. Con este, se evita que empresas privadas constituyan bases de datos destinadas a comercializar los antecedentes o datos personales de terceras personas, lucrando con datos ajenos y exponiendo a riesgos innecesarios a los titulares de los mismos.

En Chile el desarrollo del mercado de datos de carácter personal, se ha desarrollado de manera inorgánica. En efecto, hoy existe un prolífico mercado destinado a la constitución, administración y comercialización de bases con datos personales de personas naturales y también personas jurídicas. El desarrollo de este segmento de negocios ha ido mucho más rápido que su regulación, tanto así que hoy en día, existen múltiples proyectos de ley de diverso origen, que buscan regular este mercado, conteniendo los impactos negativos que la práctica desregulada ha generado en el país.

Es dable pensar que exista una entidad que sea capaz de almacenar y administrar los antecedentes comerciales de personas naturales y jurídicas, a fin de orientar a quien pretenda contratar, respecto de su historia y comportamiento mercantil. Uno de los problemas actuales, radica en que la información comercial disponible se reduce sólo a los incumplimientos y no a la historia positiva y negativa del ciudadano en cuanto sujeto de pago. Hoy por hoy, a través de Dicom o el Boletín Comercial, sólo es posible conocer los incumplimientos o morosidades mercantiles de un ciudadano, pero no se dispone del historial completo, es decir incorporando también su comportamiento positivo. La relevancia de ello es que al no consignar la información positiva, una persona que tradicionalmente ha pagado sus deudas, puede sufrir un inconveniente coyuntural e inesperado que afecte su capacidad de pago, sea el accidente de un familiar, la muerte del proveedor del hogar o la enfermedad catastrófica de algún miembro de la familia. Esta situación mermará su capacidad de pago y, al no consignar su positivo historial de pagos, sólo aparecerá al mundo de las bases de datos con la información negativa, generando un prejuicio de eventuales contratantes, haciéndole perder oportunidades o lisa y llanamente, marginándolo del mundo del crédito y hasta del laboral.

Otro problema actual es el acceso indiscriminado que se hace de dichas bases de datos. En efecto, hoy, se puede acceder a los datos personales de cualquier ciudadano, con el sólo pago de una determinada cantidad de dinero. Es decir, no hay mayor filtro que la capacidad económica del solicitante. ¿Por qué se puede cobrar por acceder a datos de terceras personas sin su consentimiento? La respuesta la ha dado el mercado, al señalar que lo que se cobra es la administración y ordenamiento de la información y no el acceso a la información misma. El resultado, sigue siendo la desprotección absoluta, vulneración del principio de la finalidad del dato y exposición imprudente de la vida personal y comercial de los ciudadanos, a manos de empresas que lucran con ello. Lo que es peor aún, es que la praxis ha llevado a instituciones públicas y privadas a utilizar estas bases de datos como elemento de selección, ya no sólo en los accesos a créditos, sino en el acceso a fuentes laborales. Así, a pesar de la expresa prohibición legal, muchas empresas, en particular de outsorcing, utilizan este elemento para discriminar a la hora de seleccionar personal para empresas o el estado. ¿Tener documentos impagos debe inhabilitar a un ciudadano para realizar actividades profesionales o laborales? Una mirada social señala que ciertamente no es sostenible ni justificable, toda vez que de no ser así, el dato mercantil se transforma en una condena que persigue al moroso, a fin de evitar que pueda trabajar y con ello saldar su deuda, generando un círculo vicioso entre la deuda y la incapacidad de encontrar fuente de trabajo. Pero lamentablemente la práctica está indicando otra respuesta. Cada día son más las empresas y servicios públicos, que discriminan en razón de los antecedentes comerciales (parciales como ya se dijo) y, lo que es peor es que se ha sumado a este proceso las entidades de educación privada. Así, hoy el 45% de los estudiantes de educación básica y media, asisten a colegios particulares subvencionados. El particular subvencionado es a la educación lo que para la vivienda es la casa propia. Es decir, el sueño de muchos en nuestro país. Lamentablemente, muchos establecimientos con este tipo de educación, exigen documentar mediante letras o pagaré, la colegiatura de los niños y, al observar los antecedentes comerciales de sus padres, muchas veces se produce el rechazo de dicha forma de documentación, impidiendo el ingreso de los menores a este tipo de educación, situación condenable en todas sus formas.
Por otra parte, la misma imposibilidad de documentar, afecta a quienes deben ingresar de urgencia a un establecimiento de salud privado, ya que al derogar la exigencia del cheque en garantía, muchas clínicas están exigiendo la suscripción de pagaré o letras de cambio con similares consecuencias que las descritas anteriormente.

Si pretendemos formar una sociedad donde la inclusión sea un principio inspirador, debemos ser capaces de enfrentar de una buena vez el tema de las bases de datos y los antecedentes comerciales de las personas, ya que por mejor voluntad que exista de la autoridad de turno, mientras siga usándose y abusándose de los datos de carácter personal mercantil de las personas, éstas se verán marginadas del desarrollo del país y de la sociedad; cada vez tendremos mayor cantidad de personas (y por ende familias) excluidas del progreso, obligadas a mirar el desarrollo como espectadores sin posibilidad de sumarse a la sociedad, ya que la existencia de una coyuntura o accidente personal o familiar que pudo afectar su capacidad de pago, los perseguirá de por vida, impidiéndoles acceder a créditos como forma de acceso a la vivienda, educación e incluso a una fuente laboral, lo que facilita la informalidad, marginalidad y en algunos casos desesperados la delincuencia como forma de proveerse de los medios de subsistencia personal y familiar.

Recientemente la iglesia católica ha solicitado a S.E. el Presidente de la República, que considere la posibilidad de otorgar un indulto especial del bicentenario a una cantidad considerable de presos por diversos delitos. Por su parte, el gobierno se ha abierto a dicha posibilidad y en la actualidad se encuentra estudiando la solicitud.

En razón de lo anteriormente expuesto y, considerando la importancia que para la reconstrucción nacional significa el emprendimiento y la posibilidad de optar a apoyo crediticio para la auto reparación, es que he solicitado a S.E. el Presidente de la República un indulto bicentenario a las personas que en la actualidad figuran en los registros de Dicom y que NO hayan sido condenadas por delitos económicos. La medida sería excepcional, por una única vez en nuestro país y con ocasión del bicentenario de la República. Serían beneficiados todos quienes figuran en dicho registro y que no hayan sido condenados por delitos económicos. El indulto sólo consistiría en borrar los antecedentes NO significando un perdonazo de sus deudas, ya que dicha situación afectaría el patrimonio de sus acreedores. De igual forma, éste no obsta a la continuidad de las acciones judiciales derivadas de las deudas vencidas. En consecuencia, el sentido del indulto solicitado es dar una segunda oportunidad a nuestros compatriotas que por alguna razón cesaron en el cumplimiento de sus obligaciones mercantiles, y que quieren volver a empezar, pero mientras persistan sus antecedentes, no podrán hacerlo en perjuicio personal, familiar y de la sociedad toda.

Junto con lo anterior debemos iniciar un profundo debate sobre el sistema de registro y protección de datos personales, donde se consignen a futuro los incumplimientos con la misma fuerza de la información positiva del cumplimiento de obligaciones comerciales. Dicho sistema, deberá consignar el principio de la finalidad del dato y generar protección de tan importante activo personal. Sólo así crearemos un sistema que por una parte de certeza mercantil a las relaciones comerciales y, por la otra no se funde sólo en los incumplimientos, generando un historial completo de comportamientos comerciales, los que permitirán observar con mayor perspectiva la real voluntad y capacidad de pago de chilenas y chilenos.

miércoles, 17 de marzo de 2010

"DÉFICIT FISCAL... SÓLO EXCUSAS"

El gobierno ha planteado que se encuentra en una situación fiscal estrecha para financiar los costos del terremoto. Acusa que por una supuesta falta de recursos, debe barajar múltiples alternativas de financiamiento. Que el escenario que el gobierno enfrenta es complejo es del todo cierto. Que la situación fiscal es estrecha es completamente falso.

El gobierno de la Presidenta Bachelet dejó las arcas fiscales en una situación única en la historia de nuestro país. El Estado chileno no tiene deuda en términos netos. Más aun, es un acreedor neto. Hoy Chile tiene más de US$15.000 millones de dólares en activos en el exterior, ahorrados en fondos soberanos (equivalentes a más del 10% del PIB).

El año 2009 el Fisco tuvo un déficit de 4,5% del PIB. Dicho déficit fue el resultado de la crisis internacional, pero más importante aún, de la acción decidida del Estado para aliviar (exitosamente) el costo de la crisis en nuestras familias. Este déficit ha sido utilizado por las actuales autoridades como argumento para justificar la aparentemente “débil” situación fiscal. ¿Pero cual es la realidad? En los tres años previos, el superávit acumulado por el gobierno de la Presidenta Bachelet fue de 21,8% del PIB. Saque la cuenta: 21,8 menos 4,5 es un número MUY positivo. Eso es lo que heredó el gobierno del Presidente Piñera.

El otro argumento usado por la actual autoridad para justificar sus “problemas fiscales” es la falta de recursos en el Presupuesto de la Nación el año 2010. Ese Presupuesto, fue construido con un precio del cobre de $2,7 dólares la libra para el año 2010, precio que acumula en este año un promedio de US$ 3,3 dólares la libra. Las estimaciones privadas para el año 2010 señalan que dicho precio se mantendrá en torno a ese valor. ¿Qué implica ésto en términos presupuestarios? Que los ingresos del Fisco aumentarán en torno a los $4.000 millones de dólares este año (el equivalente al 2,7% del PIB). Es decir, el gobierno recibirá 4.000 millones de dólares en ingresos adicionales a los contemplados inicialmente.

Las estimaciones de crecimiento del PIB para el año 2010 de acuerdo a estimaciones del sector privado, post terremoto, no cambian mayormente respecto de las consideradas en el presupuesto fiscal del año 2010. Así, el resto de los ingresos fiscales no se verán mayormente afectados. Es decir, si el gobierno sigue la ley de presupuesto tendría un superávit fiscal. ¿Qué pasa con el 2% constitucional (uso adicional, por causa justificada, del 2% del gasto aprobado por el Congreso)? Está completamente financiado con los recursos extra que recibirá el Fisco. Y aún así el Fisco tendría un superávit.

Lo anterior es una descripción de los flujos de ingresos para el año 2010. ¿Qué pasa con la situación patrimonial del Fisco (activos menos deuda)? Inmejorable. Chile es un acreedor neto. Lo anterior implica que Chile puede obtener una cantidad significativa de recursos emitiendo deuda. Si se considera que países con riesgo soberano similar o incluso menor a Chile tienen deudas en torno a 20% del PIB, es claro que el problema de financiamiento que ha planteado el gobierno es mera ficción.

El gobierno ha señalado que está buscando formas alternativas de financiamiento. Que quede claro: no lo está haciendo porque la situación fiscal así lo requiera. Recursos hay. El gobierno puede señalar que traer dólares a la economía podría afectar el tipo de cambio. Este motivo no tiene nada que ver con la (inexistente) falta de recursos.

El problema mayor para la competitividad de nuestra economía no es cómo se financia el gasto público adicional, sino “cuánto” se quiere financiar. La competitividad de nuestra economía requiere que el gobierno sea muy serio en la cuantificación del costo del terremoto. La sólida situación fiscal no puede llamar al gobierno a la irresponsabilidad fiscal. De otra forma estaríamos arriesgando la recuperación de un sector clave en nuestra economía, el sector exportador.

Resumen. La situación fiscal que heredó el actual gobierno es inmejorable. Si no hace un buen trabajo sólo será producto de malas iniciativas (o la falta de iniciativas) para enfrentar el desafío. Esperemos que esto no ocurra, pero si ocurre tengamos claro que la excusa no será la situación fiscal.

martes, 16 de marzo de 2010

BONOS Y TERREMOTO

Estamos en plena discusión sobre el bono de Marzo comprometido por el Presidente Piñera en su campaña presidencial. No les parece algo increíble?. Pensar en pagar un bono con un costo cercano a los U$300 millones de dólares a muchas chilenas y chilenos que ciertamente lo requieren, pero que, dado el cambio fundamental de las circunstancias carece de lógica, seriedad y oportunidad.

Los bonos son una tentación de todo gobierno y toda tendencia política para recuperar el apoyo popular en el corto plazo. A la ciudadanía le gusta recibir un cheque nominativo para poder gastarlo libremente. Pero hay momentos para ellos y otros para evitarlos. Ciertamente, en medio de una situación de crisis económica severa, con alza del desempleo por sobre los dos dígitos, incremento en el costo de la canasta básica y costos de la vida desproporcionados, la aparición de un bono “extraordinario” y “excepcional” parece como un apoyo a la superación de dicha coyuntura. Pero institucionalizar el pago de bonos como forma de ayuda social, parece más un intento por sobrellevar las culpas por las desigualdades e injusticias sociales propias del actual sistema, sin intención de corregirlo en su base. Parece algo mezquino, superficial y populista.

¿Es la asignación de bonos la forma de enfrentar las necesidades sociales? ¿Será que la política sólo se circunscribirá a la obtención de resultados de corto plazo? Esta discusión ciertamente puede ser impopular. Pero quienes ejercemos funciones públicas, somos llamados a trabajar mirando el interés nacional más allá de los aplausos y opiniones para la galería.

Creo que sería mejor, hacernos cargo de las desigualdades sociales a través de la elaboración de instrumentos de corto, mediano y largo plazo, que permitan a quienes tienen necesidades, enfrentarlas con oportunidades y herramientas suficientes para superar la condición de marginalidad y segregación, mejorando la dignidad de las familias chilenas. No creo sea bueno mantener la “desigualdad estructural con bonos esporádicos”. Esto sólo contribuirá a subvencionar un sistema injusto, sin hacerse cargo de las modificaciones de fondo que hemos de enfrentar, y sólo calmará parcialmente las necesidades coyunturales de unos y las conciencias de otros.

La reflexión planteada no tiene que ver con el autor de la iniciativa o, a estas alturas promesa de campaña. Esto vale para todos aquellos que vean en los bonos, la forma de enfrentar la desigualdad, más allá de las diferencias políticas.

El Presidente, en su campaña presidencial comprometió la entrega de un bono de $40.000 pesos a cuatro millones de compatriotas. En aquél entonces, había desempleo alto y navegábamos por la crisis económica. Hoy el escenario cambió. Y cambió radicalmente. Chile sufrió el más devastador terremoto de los últimos tiempos. Muchas chilenas y chilenos que hasta entonces no requerían de apoyo social, hoy, quizás lo requieran con urgencia. Los pobres post 27/2 son más y distintos de los que había previamente a ese día. Puede entonces, darse el absurdo que muchas familias afectadas no reciban el bono comprometido, ya que la institucionalidad social es incapaz de incorporarlos con tanta celeridad en los catastros de los “socialmente vulnerables”.

Hoy, más que nunca, todos los recursos económicos deben estar dispuestos para ayudar a los afectados por el sismo, no hay tiempo para bonos extraordinarios. Se dice que los costos aproximados de la reconstrucción llegarán a los U$30.000 millones. La autoridad señala que carecemos de dicha cantidad y, no se explica entonces el por qué persisten en el pago del bono que costará aproximadamente U$300 millones de dólares, aún en las actuales circunstancias y premura presupuestaria.

Si el Presidente retira el bono y explica las razones, sería comprensible, sería una muestra de seriedad en la conducción económica y un claro golpe de timón a la tentación de pagar promesas de campaña, en razón de la nueva realidad social y económica del país.

Veremos qué camino tomarán las autoridades. El camino largo, serio y difícil, de suspender el pago del bono y reasignarlo para disminuir los déficits para la reconstrucción y ayuda social para las familias afectadas. O el camino corto, del aplauso fácil, para aparecer cumpliendo una promesa de campaña más allá del interés y la premura nacional.

Para descargar el Proyecto del Presidente de la República sobre proyecto que otorga bono Solidario, haz click aquí

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