El año 2005, en medio de la campaña presidencial, cuando Michelle Bachelet propuso el incremento de dotación de carabineros en 6.000, su adversario, Sebastián Piñera arremetió cómo si se tratara de una disputa en el mercado de valores, ofreciendo 10.000 carabineros adicionales, lo que llevó al tercer candidato de entonces, Joaquín Lavín, a ofrecer 10.001, ridiculizando así la propuesta Piñerista.
Hoy, 4 años más tarde, el nuevamente candidato Sebastián Piñera, vuelve a proponer su iniciativa y, tal como entonces, creo necesario ser responsable y señalar lo aventurado y falto de rigurosidad de su propuesta, advirtiendo los eventuales riesgos de dicha medida.
10.000 carabineros en 4 años, supone la formación de 2.500 carabineros por año. A ese período, hay que descontarle el primer año, ya que el presupuesto queda definido por el actual equipo económico y dicha situación no está dentro de la ley de presupuestos del año 2010.
La actual infraestructura educativa de carabineros de Chile sólo soporta la formación anual de 1.500 carabineros en dos períodos de formación y egreso. Es decir, comprometer 10.000 carabineros con la actual infraestructura formativa es imposible y no resulta serio.
Si se plantea aumentar la capacidad de formación de la institución policial, dicha inversión deberá ser aprobada en el presupuesto 2011 y, por tanto, eventualmente iniciar su operación el año 2012 lo que ciertamente impedirá cumplir lo prometido por el candidato derechista.
Suponiendo que todo lo anterior es superado por un mágico financiamiento extraordinario o una eventual redistribución presupuestaria, el problema se radicará en la calidad de los seleccionados para ingresar a los cursos de formación.
En efecto, en la actualidad 2 de cada 10 postulantes son seleccionados por la institución policial en rigurosos exámenes de admisión, que tiene por objetivo velar por la idoneidad de quienes ingresan a dicha institución. De prosperar la propuesta de Piñera, deberán seleccionarse 5 de cada 10, lo que obviamente redundará en que los criterios de selección se verán flexibilizados atentando contra el principal patrimonio de Carabineros de Chile, su prestigio y probidad.
Ciertamente la seguridad es una de las principales preocupaciones de la ciudadanía y es necesario profundizar las inversiones en prevención, sanción, control y rehabilitación. De igual forma, se requieren inversiones en las instituciones policiales, pero éstas deben ser serias, responsables y salvaguardando la profesionalización y prestigio de las instituciones encargadas de la protección de la ciudadanía.
Resulta tan difícil lograr que las instituciones obtengan la confianza ciudadana y resulta tan fácil perderla, que se debe ser cuidadoso en las propuestas y en sus eventuales consecuencias, no quedándose sólo en lo fácil y popular.
Felipe Harboe Bascuñán
Ex Subsecretario de Carabineros
Ex Subsecretario del Interior
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