Muchos años han esperado los fanáticos de Metallica para poder disfrutar de un espectáculo de clase mundial en Chile. Cada vez que se aproxima la afamada banda rockera, comienzan a surgir los problemas. Objeciones de la iglesia, presiones de grupos conservadores o falta de locación adecuada. En fin, han sido muchas las excusas o razones que han impedido a los fanáticos disfrutar del sonido de Metallica en vivo en nuestro país. El pasado Martes 01 de Diciembre, en compañía de un conjunto de vecinos del barrio Beaucheff, colindante al centro hípico, nos reunimos con el Intendente Metropolitano para manifestarle una vez más que el Club Hípico no reúne las condiciones básicas de seguridad, para albergar espectáculos masivos. ¿Tiene que ver con la próxima presencia de Metallica?
Rotundamente NO. Lo dijimos cuando vinieron Iron Maiden, Depeche Mode y lo haremos frente a cada mega evento que se pretenda realizar en el Club Hípico. Nuestra preocupación no tiene que ver con el grupo, sino con el recinto y su escasa capacidad de albergar con seguridad a los asistentes y de minimizar los impactos sobre el barrio colindante.
El Club Hípico fue construido como un centro de actividad hípica, donde confluyen espacios de competencia, preparación y cuidado de equinos, lugar de apuestas masivas y recintos exclusivos para socios. Numerosos espectáculos hípicos se han realizado en sus instalaciones, en su gran mayoría, actividad competitiva con luz de día y con un número controlado de asistentes a espacios debidamente acondicionados para ello.
Producto de las malas condiciones económicas de la actividad hípica, algunos miembros del directorio han ideado un “cambio de giro tácito” al palacio de la hípica capitalina, para transformarlo en un gran centro de eventos que albergue espectáculos masivos y que con ello se permita ingresar ganancias a las “alicaídas” arcas de la hípica nacional. Así entonces, cada vez más frecuentes se han hecho los recitales y conciertos en dicha locación. Más aún cuando por remodelación, el Estadio Nacional ha cerrado sus puertas.
Lo lamentable es que cada vez que se realiza un espectáculo masivo nocturno en el Club Hípico, los vecinos del recinto deben sufrir que su barrio se convierta en una zona de estacionamientos descontrolada, con bloqueo de los accesos a viviendas particulares; bebedero de alcohol; baños públicos y ring para riñas y peleas hasta altas horas de la madrugada. Una reflexión profunda sobre el tema, debiera llevarnos a analizar las causas de estas conductas antisociales de los asistentes a este tipo de espectáculos. Pero más allá de ellas, existen condiciones objetivas de infraestructura, organización y distribución de los asistentes a este lugar de eventos, que facilitan o promueven dicho comportamiento.
La actual infraestructura del Club Hípico no se encuentra adecuada a la demanda de los conciertos en Chile. Los asistentes deben esperar largas horas en la calle, con el riesgo de iniciar riñas o peleas en el espacio público; los vecinos sufren desvíos que les impiden acceder a sus hogares; los accesos son lentos y peligrosos; no hay ninguna condición para recibir personas discapacitadas; zanjas acompañan el oscuro trayecto que deben recorrer los espectadores hasta llegar al lugar del espectáculo; baños químicos insuficientes, insalubres y sin iluminación; ruido ensordecedor para el vecindario, por no contar con paredes verticales de altura que lo minimicen, etc.
Si a lo anterior, se considera que la segregación de los espacios de espectadores establecida por los organizadores, generalmente no da cuenta de la diferencia de precios en las entradas que pagan los asistentes, estamos frente a un recinto cuyas características, objetivamente no son las adecuadas para albergar este tipo de espectáculos masivos.
Si el Club Hípico decide cambiar el giro de su actividad de manera definitiva, debe sincerarlo. Debe solicitar las autorizaciones correspondientes para funcionar como tal. Debe recordar que dada su actual condición de patrimonio histórico requiere el pronunciamiento del Consejo de Monumentos Nacionales. Debe realizar las inversiones de infraestructura necesarias, para que los asistentes puedan disfrutar de un buen espectáculo y que su realización no altere negativamente la tranquilidad de la vida de los vecinos del sector. Accesos expeditos, accesos para discapacitados, zona de estacionamiento al interior del recinto, paredes verticales mitigadoras del ruido, baños cercanos, salubres y en cantidad suficiente, salidas de escape y emergencia; zona de seguridad para policías, guardias ambulancias y bomberos; aislación del ruido a los caballos que pernoctan en el recinto. En fin, como todo emprendedor, debe realizar las adecuaciones necesarias para realizar este tipo de actividades, de lo contrario, debieran denegarse las autorizaciones de funcionamiento para este tipo de eventos.
Como Diputado, tengo la obligación de hacer presente a la autoridad los problemas que este tipo de espectáculos están generando a los vecinos del sector Club Hípico. Son cientos los vecinos y vecinas que se han acercado a manifestar su preocupación, por los impactos negativos que han tenido en el barrio producto del nuevo giro del Club Hípico. Como parlamentario creo tener la obligación de advertir a la autoridad de los riesgos de seguridad para el entorno y para los miles de asistentes que quieran ver a sus ídolos. Mi experiencia práctica, me indica que de no mediar inversiones de consideración en ese recinto, la autoridad debería denegar las autorizaciones para realizar espectáculos masivos, a fin de evitar riesgos que puedan cobrar la vida de jóvenes o adultos que quieren disfrutar de un espectáculo musical; o que frente a un evento de la naturaleza el público no pueda salir ordenada y oportunamente causando avalanchas humanas que puedan afectar la vida e integridad física de quienes sólo quieren pasarlo bien.
Probablemente lo que le he planteado a la autoridad no sea popular entre quienes adhieren al grupo que le corresponde actuar en dicho recinto, pero créanme, nada tiene que ver con el grupo ni el tipo de público. Tiene que ver simplemente con una diferencia de fondo que tengo con el criterio de los administradores del Club Hípico. Ellos piensan en sus ingresos y yo en los vecinos. Ellos deslindan responsabilidad en las productoras y yo quiero evitar que frente a un incidente mayor comience el “comprahuevos” de la responsabilidad.
Para mí el Club Hípico NO reúne las condiciones para albergar eventos masivos, sin alterar negativamente el entorno vecinal y sin disminuir los riesgos asociados naturalmente a todo evento masivo.
Pudo ser un evento musical, artístico o religioso nocturno. En cualquiera de ellos mi posición será la misma en beneficio de los vecinos y de los asistentes que sin saberlo pueden verse afectados en su seguridad personal. Una posición que prefiere prevenir a lamentar accidentes de jóvenes y adultos que quieren disfrutar de un buen espectáculo. Una posición de defensa de los vecinos del sector, que cada vez que se producen estos eventos, deben asumir que sus lactantes no dormirán, que las entradas de sus casas serán orinadas y defecadas; que algún miembro de la familia deberá permanecer despierto por miedo a que les rompan los vidrios de sus autos o éstos desaparezcan. Una posición que también piensa en las malas condiciones que deben enfrentar los equinos que pernoctan en el Club Hípico y de quienes nadie parece preocuparse. Muchos hablan de protección animal, pero nadie levanta la voz para reclamar por el impacto auditivo que significa para los equinos un recital de música hasta altas horas de la noche.
En fin, una posición que defenderá el derecho a vivir en paz y tranquilidad de las vecinas y vecinos del sector; de los niños y niñas de casas y edificios del sector y de los cientos de adultos mayores que viven en el entorno. Finalmente quiero comentarles, que en mi reunión con el Intendente, le solicité que considerara en el presupuesto 2010 el financiamiento para la construcción de un gran recinto público de espectáculos masivos, que reúna todas las condiciones de infraestructura para llevar adelante conciertos de nivel internacional en nuestro país y para que nunca más, bandas de gran trascendencia en el rock internacional como AC/DC rechacen tocar en Chile por considerar insegura la infraestructura disponible.