martes, 4 de enero de 2011

PARQUE FORESTAL: PROBLEMA DE GESTIÓN EDILICIA

Pocos saben que el Parque Forestal y el Museo de Bellas Artes fueron obras de conmemoración del centenario de la República. La idea fue crear un espacio natural que diera continuidad natural al majestuoso edificio.

Por allí circularían los amantes de la cultura y la naturaleza, además de los transeúntes de la comuna capital. Sería un espacio abierto, dotado de flora acogedora y productora de sombras. Habría espacios de césped, de libre tránsito, para que las familias pudieran disfrutar de lugares de esparcimiento en medio de la ciudad. Fuentes de época refrescarían el caluroso ambiente propio de las ciudades capitales, donde el sonido del escurrir de sus aguas se transformaría en una melodía de paz y tranquilidad a escasos metros de la incesante circulación vehicular. En fin, tras el Parque Forestal no sólo hay historia, sino un concepto urbano digno de conocer y preservar.

Al conmemorarse el bicentenario de la República, el alcalde Pablo Zalaquett sorprende a la comunidad anunciando un proyecto de intervención del Parque Forestal, del que sólo se exponen algunos antecedentes parciales. Esta situación ha generado dudas y preocupaciones, en particular de los residentes del sector.

Más allá de los detalles de la intervención -que deberán ser analizados por urbanistas y paisajistas- estamos en presencia de un problema más complejo que tiene que ver con la concepción que posee la actual autoridad comunal de la forma de llevar adelante la gestión edilicia. Según ella los vecinos son objetos de política pública y, por tanto, no deben ser parte de la consulta ni la decisión. Sólo deben circunscribirse y asumir las medidas adoptadas por la autoridad de turno.

Esto no responde al estado actual de desarrollo de los derechos ciudadanos ni a una concepción moderna del derecho a la ciudad justa y la protección de su patrimonio.

La evolución democrática de nuestro país ha permitido incrementar la conciencia sobre los derechos que posee cada ciudadano, y hemos comenzado a exigirlos, tal como ocurrió en la Europa de los '60s. Hoy resulta común observar a las organizaciones de protección y defensa de los barrios; organizaciones en protección del ecosistema de alguna zona en particular.

Es decir, hoy existe conciencia del derecho a la conservación del patrimonio natural, sea inmaterial o arquitectónico; a la conservación del medio ambiente y también del derecho a participar de manera activa en las decisiones de autoridad que afectan (o afectarían) el normal desarrollo de la vida de barrios y ciudades.

La decisión de intervenir el pulmón verde de la comuna capital, donde confluyen artistas, vecinos y familias, al menos debe ser consultada a la comunidad residente. No es posible pensar que una autoridad crea que el mero anuncio de una medida de tal impacto no será fuente de conflictos, incluso cuando dicha decisión afectará la vida cotidiana de miles de residentes.

Un ejemplo de la misma concepción fue la remodelación de la Plaza de Armas, que años después pasó la cuenta electoral a su impulsor. Por lo anterior, desafío al alcalde Pablo Zalaquett a no temerle a la democracia y llevar adelante un proceso de consulta ciudadana, abierta, transparente y vinculante para que sean los propios vecinos los que decidan sobre su proyecto de intervención del Parque Forestal. A su vez, lo insto a instalar una gestión donde la opinión ciudadana tenga cabida no sólo ad portas de las elecciones sino durante todo el ejercicio de su mandato municipal.

La política y sus actores debemos asumir los cambios culturales del país y, por tanto, debemos promover un cambio de mentalidad de las autoridades donde los ciudadanos sean considerados como sujetos activos de las políticas públicas y, con derechos no sólo a opinar sino también a decidir sobre aquellos aspectos de la vida cotidiana que les han de afectar más allá de las autoridades comunales de turno.

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