Los
resultados de la encuesta de victimización corresponden a a primera
evaluación de la actual gestión en materia de delincuencia.
Con
preocupación recibimos los resultados de la ENUSC 2011 según la cual la
victimización se incrementó en 10, 3% durante el año 2011.
Si
consideramos que la medición de 2010 consideró 7 meses del gobierno de
Michelle Bachelet y 6 meses de la actual administración, entonces la
encuesta 2011 es la primera evaluación de las políticas, planes y
programas de seguridad del gobierno de Sebastián Piñera. Ciertamente se
trata de un retroceso en la lucha contra el delito al quebrarse la
tendencia a la baja que venía desde 2006.
Al
profundizar en los resultados de la nueva medición, resulta preocupante
el explosivo aumento del delito de robo con fuerza a la vivienda (+34%)
y en particular su incremento en el segmento ABC1 (+46%).
Lamentablemente dicho resultado ya había sido advertido por la encuesta
de la Fundación Paz Ciudadana hace algunos meses, oportunidad que junto
al diputado Jorge Burgos pedimos a la autoridad focalizar planes
preventivos en la protección de hogares, sin que nada de ello haya
ocurrido con el consiguiente incremento delictual en los hogares.
Otro
aspecto negativo es el incremento de la revictimización de hogares ya
que se eleva a niveles preocupantes y no resulta tranquilizador para una
familia que ha sido víctima de un delito en su hogar, saber –con cierta
certeza- que lo volverá a ser dentro de los próximos 12 meses de no
adoptar alguna medida de seguridad privada. Peor aún, si carece de los
medios para adoptarla, sólo le quedará una atemorizante espera.
Las
alzas de la victimización en las regiones de Ohiggins, Tarapacá y
Atacama derriban el argumento de cierta autoridad que intentó justificar
el incremento de la victimización en el país con la proliferación de
manifestaciones públicas, ya que en dichas regiones donde las
manifestaciones fueron menores la victimización se elevó hasta en un
40%; mientras que en regiones donde hubo masivas manifestaciones como en
Bio Bio, la victimización cayó considerablemente.
El
incremento observado en la región Metropolitana (+18,9%) debe llevar a
la autoridad a cambiar sus estrategias preventivas que muchas veces
terminan “desvistiendo un santo para vestir otro”.
En
cuanto al miedo, resulta preocupante que en un año aumenten 14,7% las
personas que sienten alto o muy alto temor. De igual forma, suben los
que piensan que la delincuencia es el principal problema del país; y 8
de cada 10 chilenos creen que la delincuencia ha aumentado durante el
último año. La expectativas de futuro no son mejores cuando suben a
40,2% los que creen que serán víctimas de algún delito durante los
próximos 12 meses y se alza a 43% los que creen que la delincuencia ha
aumentado en su barrio; es decir, en su entorno inmediato.
No
es aconsejable que la autoridad busque explicaciones o considere que
los indicadores constituyen un “avance” cuando detrás de cada cifra hay
una persona o una familia que ha sido víctima de un delito y que hoy
vive con más temor que ayer.
Los
resultados son objetivamente malos y es preferible que la autoridad lo
asuma y enmiende sus políticas, evalúe los programas en desarrollo y
convoque a todos los expertos –independientemente de su posición
política- para retomar la senda de la disminución de la victimización y
proteger a la gran mayoría de gente honesta que anhela vivir en paz y
tranquilidad.
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