Luego
de un corto e intenso periodo de campaña, hoy me encuentro frente al
nuevo desafío de contribuir a fortalecer el sistema democrático desde la
mesa directiva mi partido. Me motiva la idea de reinventar y a la vez
fortalecer lo que el PPD en esencia siempre ha sido: un canal donde
personas diversas y conscientes de que las grandes tareas son
colectivas, convergen con el fin de construir un Chile más justo e
inclusivo.
Cuando
accedí a participar en las elecciones internas -mientras algunos me
animaban y ofrecían apoyo- también hubo quienes me preguntaban para qué
sumarme una responsabilidad más a mi, no corta, lista de tareas. En
medio de tanto descrédito del mundo político partidista, me decían,
¿para qué desgastarse en una campaña interna que significa tiempo,
recursos y mucho trabajo, cuando mis inquietudes y preocupaciones
legislativas están centradas en temas ciudadanos como la seguridad
pública o los abusos del sistema financiero?, ¿para qué "complicarse la
vida" metiéndose en este tipo de dinámicas partidarias si en las
materias que me preocupan y lidero hemos tenido logros importantes, como
la campaña del No más Dicom? Es que he ahí justamente la respuesta...
En
primer lugar, pienso que los partidos políticos no valen aislados en sí
mismos pues, así como los gobiernos y quienes desempeñamos cargos de
representación popular, también se deben a la ciudadanía. Y son
justamente los temas ciudadanos y específicamente la campaña para
terminar con los abusos del Dicom, los que me llevaron una vez más, como
cuando fui parte del gobierno de la Presidenta Bachelet, a recorrer el
país conversando cara a cara con la gente. Soy de la escuela del trabajo
en terreno como responsabilidad básica del quehacer político, entre
otras razones, porque es de ahí donde surgen las motivaciones y
directrices que focalizan mi trabajo en el parlamento, ya sea a la hora
de legislar, como de fiscalizar. Y eso es plenamente coherente con la
esencia del PPD.
En
segundo término, soy parte del Partido por la Democracia desde su
fundación, impulsada justamente a raíz de la necesidad ciudadana, de la
urgencia de articularse para derrotar a la dictadura, manejando
herramientas políticas y de manera pacífica. Hace ya 25 años, el partido
se formó agrupando a personas de diversas trayectorias, que confluimos
en el sueño, en el anhelo de un país libre del autoritarismo y del
miedo, donde el respeto a los DDHH fuera irrestricto, donde las ideas
fueran expresadas y debatidas, en el marco de un sistema democrático en
el que colectivamente se fuese definiendo el rumbo del país. En tiempos
en que los sistemas hegemónicos están siendo cuestionados y nos
pregntamos por alternativas, el PPD tiene un importante rol que jugar,
para lo cual debe, junto con reinventar estrategias y canales de
comunicación, rescatar su esencia en tanto partido formado por
ciudadanas y ciudadanos heterogéneos, unidos en torno al valor que
otorgamos a lo colectivo, a la convicción de la necesidad de abrir
constantemente espacios para el diálogo y sobre todo, para llevar
adelante las acciones articuladas y sistemáticas que construyan una, de
verdad, dulce patria.
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