Para aquellos que enarbolamos banderas de centro izquierda, la igualdad constituye un imperativo ético y, por consiguiente la disminución de las desigualdades se encuentra en nuestra carta de navegación. Como otros elementos, la educación constituye una efectiva herramienta para disminuir las desigualdades y, por tanto, es nuestro deber incrementar su cobertura y calidad.
Si a estas alturas del desarrollo del país. Como estado no podemos garantizar educación pública de calidad para la mayoría de las familias, entonces en vez de seguir incrementando el subsidio a la educación particular a través de subvenciones, debemos ser capaces de incrementar las arcas fiscales para que desde el sector público aumentemos la calidad y mejoremos la infraestructura de la educación pública. Manteniendo el legítimo derecho de aquellos que puedan optar por el modelo de educación privado.
En tal sentido, la forma de incrementar los recursos públicos para grandes reformas lo constituye ciertamente el crecimiento, pero también una correcta y equitativa distribución de la carga tributaria.
En Chile la estructura tributaria es esencialmente desigual. Las personas pagan proporcionalmente más que las empresas. Quienes poseen personas jurídicas tienen infinitas posibilidades de eludir los pagos de impuestos y el FUT constituye una herramienta de descuento impositivo que aumenta las arcas privadas y empobrece las fiscales. De hecho en Chile no se paga por utilidades devengadas sino por utilidades retiradas lo que claramente nos diferencia de otras economías con mayor justicia tributaria.
Es ésta una reforma tributaria para financiar una gran reforma a la educación? NO, no lo es y explicaré por qué:
Una verdadera reforma tributaria debe ser evaluada por 3 aspectos centrales:
1 Cuánto recauda
2 Quienes pagan más
3 Qué se busca con la reforma?
Veamos algo al respecto:
1- Cuánto recauda?
Este proyecto No es una reforma tributaria. Es un ajuste tributario menor ya que junto con incrementar algunos impuestos, elimina otros lo que termina por recaudar una cifra cercana a los U$800 millones muy baja en comparación a nuestra propuesta (desde el PC a la DC) donde se consignaban medidas para evitar la elusión (evitar mecanismos para no pagar impuestos) se recaudaba cerca de U$4500 millones, es decir, casi 6 veces que la propuesta del gobierno.
2- Quienes pagan más?
El proyecto del gobierno si bien aumenta impuestos, también disminuye otros, es decir, reduce por otras vías los recursos que llegarán al estado y lamentablemente las reducciones no se concentran en los que tienen menos. Así, la reducción de 0,6 a 0,4 del impuesto de timbres y estampillas, aparece atractivo para las Pymes, pero al auscultar con mayor precisión la propuesta aparece que el 65% de los beneficiarios de dicha medida serán las grandes empresas.
3- Qué se busca con la reforma?
Luego, si la intención es recaudar recursos para la educación pública, cómo entonces se consigna un incentivo tributario (devolución de recursos) a quienes dentro de un rango de ingresos ($500.000 – $1.100.000) acrediten matriculas en establecimientos educacionales particulares o subvencionados? Es decir, este proyecto corre el cerco y realiza un acto destinado a incentivar la migración desde la educación pública a la educación particular. Lo anterior debido a que con la aprobación de esta medida, mientras los padres que tengan hijos en la educación pública no tendrán beneficio alguno, los que los tengan en la particular subvencionada o pagada, tendrán derecho a una devolución de lo pagado. Devolución que proviene de las arcas fiscales, es decir, de los mismos impuestos que se recaudan por otra vía.
El proyecto contiene elementos regresivos que permitirán a los que ganan más descontar impuestos. Si realmente se buscaba financiamiento a una reforma educacional ¿por qué el gobierno no estuvo dispuesto a aceptar la propuesta de la oposición que sólo por vía de terminar con la elusión podríamos haber recaudado más de 4.000 millones?
Este proyecto más parece un ajuste que una reforma. No aborda la injusticia tributaria ni aporta a la redistribución necesaria para hacer más equitativa la carga impositiva.
Por todo lo anterior no concurriré con mi voto para aprobar la idea de legislar, pero como somos minoría en la Cámara, de seguro se aprueba y deberemos abocarnos al estudio particular de cada medida propuesta, donde desde ya anuncio mi voto favorable a las alzas y mi rechazo a las rebajas propuestas.
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